jueves, 23 de mayo de 2019

EL ABANICO DE ALICIA: LA TENDENCIA A CREAR ENEMIGOS INVISIBLES


En la obra del escritor Lewis Carroll, “las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, la joven personaje al verse reducida de tamaño, situación que le impide tomar una llave para abrir cierta puerta, se come una tarta haciéndola crecer desmedidamente, esto paradójicamente ahora le impide ingresar por aquella puerta,  en su frustración Alicia llora y es cuando gracias a un abanico que usa para airearse, vuelve a ser pequeña lo que por poco le hace ahogar en sus propias lágrimas.



La obra fantástica de Lewis Carroll ha sido todo un referente a lo largo de la historia literaria, particularmente del cine y la televisión y sus personajes ya de por sí son icónicos, incluso Alicia se ha usado en la ciencia médica para referenciar a un síndrome que distorsiona la visión, especialmente la de los niños haciendoles percibir los objetos más grandes (Macropsia) o pequeños (Micropsia.)
En esta ocasión vamos a utilizar la referencia de la singular mitología creada por Carroll para explicar cómo solemos agrandar ciertos eventos o manifestaciones, llámese realidad, como una cualidad especifica de nuestros cerebros.
Producto de la cognición en base al sentimiento, dependiendo con la intensidad en el que se produzca principalmente el segundo, la tendencia del cerebro es magnificar las cosas, en casos donde nos encontremos ad portas de un choque o una crisis física o emocional, el cerebro dispone de mecanismos para anular el impacto, lo que implica el suceso de lo contrario: una disminución en la percepción del problema. La magnificación de algunos eventos considerados como problemáticos puede esbozarse gracias al siguiente texto del poeta Pablo Neruda:

“No hay espacio más ancho que el dolor, no hay universo como aquel que sangra.”

En efecto, muchos de nuestros sentimientos pueden verse magnificados según la susceptibilidad de cada quien, por ejemplo, algunas personas se van a sentir más motivadas con un día soleado mientras que otras no. Los sentimientos tienen que ver mucho con la experiencia que hemos tenido, hay objetos o eventos simples que para nosotros pueden tener un gran valor o significado, hay sucesos que en segundo plano son insignificantes pero si nos suceden a nosotros podemos experimentarlo como todo una tragedia. En eso consiste la magnificación de los eventos, en su contraparte podemos ver las cosas más reducidas como por ejemplo que para una persona que esté sola, no sea tan importante el evento de San Valentín como para una que tenga pareja.



Esa es una de las cualidades de la mente humana, el hecho de que pueda magnificar o minimizar su realidad, las personas más sensibles e imaginativas suelen hacer esto con más o mayor frecuencia que aquellas que poseen una cognición no tan alta. Esta es la razón de porqué muchos de los grandes personajes de la historia han sido personas melancólicas o depresivas.

“El dolor y el sufrimiento son siempre inevitables para una gran inteligencia y un corazón profundo. Los hombres realmente grandes, creo, tienen una gran tristeza en la tierra.” Fiodor Dostoievski

La tendencia de usar el abanico de Alicia en los temas políticos es de lo que trata este ejercicio abstractivo, aunque puede aplicarse a otros campos. Las personas como Alicia quieren abrir la puerta y para eso requieren de una llave a la que no pueden acceder, deben “crecer “entonces para poder conseguirla, crecer de muchas formas, aquel crecimiento puede ser confundido con una malformación en su cognición, pero lo importante es crecer, llenarse de argumentos, a veces de argumentos falsos o simplemente inexistentes dejando no más las razones propias, los prejuicios, es como ver crecer la nube de una tormenta. Cuando estas personas que generalmente vemos por las redes sociales están allí dando sus argumentos en contra de algún movimiento, algún estatuto, alguna opinión, alguna persona en especial etc.,  están como Alicia, ostentando su gran tamaño, pero cuando ven que por más que hayan tomado en sus manos la llave no podrán acceder a la puerta, vienen las lágrimas, traducidas en el conflicto que hay en su mente respecto a su contrario, su némesis dentro de esta pugna ideológica. Entonces al suceso más simple, el movimiento más insospechado, cualquier cosa que haga su enemigo, esta persona que usó el abanico sufriendo una especie de dismegalopsia argumental, va a magnificarlo y lo va a plantear como una amenaza para todo el orbe, como si de la caja de Pandora se tratara. Uno de los ejemplos más clásicos de esto tiene que ver con los inmigrantes, cuando un país comienza a sufrir dicho fenómeno no tarda en aparecer estas personas con su “macropsia mental” para verlo como una amenaza, muchas veces obviando que gran parte de los problemas internos del país lo causan sus propios ciudadanos. En el caso de los políticos vemos como ellos magnifican el problema de las drogas ilegales para dirigir toda una onerosa contienda en contra de dicha problemática que si se analiza, no es tan grave como el consumo del alcohol ya legalizado.



Las razones de por qué muchas personas sean tan ágiles para crear estos “enemigos invisibles”, cuya raíz es la magnificación, se producen por varios motivos: por un lado pueden estar los intereses de dicha persona que es consciente de la importancia de influir acerca de ciertos temas o problemáticas, por otro lado tenemos lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva, producto de un conflicto ideológico interno. Sea cual fueren sus motivos, las personas que “agitan el abanico”, para luego hondear “las banderas de la discordia” suelen estar dentro de su propia burbuja o en nuestro caso, dentro de sus “pantallas”, batallando como soldados de las redes sociales.



La invitación mediante este escrito al público en general es, a que evitemos ahogarnos en un océano de lágrimas con problemas que no están ahí o que realmente no son tan graves como pretendemos interpretarlos o hacerles creer a la gente. Nuestro crecimiento personal y comunitario no debe ser tomado a la ligera, es un proceso que debemos estar observando detenidamente y que puede tomar años de nuestras vidas. A sí como nuestro cerebro está hecho para magnificar o peyorar las cosas, también es susceptible a creer a tientas en lo “insignificantemente grande” y lo “infinitamente pequeño”. También es importante entender que para lograr una “revolución social”, es decir un gran cambio en el caudal de nuestra sociedad, esto no dependerá solo de una mente o un pequeño colectivo, es una transformación que requiere de todos nosotros, sin excepción alguna. No lograr este consenso es como intentar abrir aquella puerta estrecha donde la grandeza humana no puede caber.



miércoles, 6 de febrero de 2019

EL PODER DE LAS PALABRAS - LA ESTUPIDEZ HUMANA NO EXISTE

Hasta hace poco no sabía la diferencia que hay entre entender y comprender, de hecho básicamente estos dos conceptos son lo mismo pero cuando miramos la etimología de cada uno de ellos nos damos cuenta que difieren en su grado. El entender es apenas un acercamiento a lo que tratamos de comprender, la comprensión viene a ser el objeto de ese entendimiento. El entendimiento puede llevarnos a interpretar una frase abstracta como esta de un poema de Jesús Lizano “A mí me gustan las personas curvas”, de la cual podemos sacar muchas interpretaciones pero solo la comprensión, (El objeto del entendimiento) nos llevará al objeto de la frase, la razón de su existir, su verdadera interpretación.



Nosotros como seres humanos nos podemos definir utilizando muchas referencias, si una persona no entiende o no comprende podemos calificar su inteligencia, la podemos tildar de “estúpida”, pero así como existen muchas maneras de identificarnos como seres humanos, también existen formas de “descalificarnos”. Por ejemplo solemos referirnos a una persona de poca inteligencia como “bruta”, “tonta” a una persona que hace “tonterías”, “idiota” a alguien que es desmedidamente ignorante etc. etc. Lo cierto es que esto, no son más que frases peyorativas, que existen de tiempos inmemoriales para insultar la inteligencia de cada uno de nosotros. NO existen personas brutas, estúpidas, idiotas o imbéciles, todos los seres humanos gozamos de inteligencia, existen otros elementos que pueden confundirnos y llevarnos equívocamente a emplearnos en dichos términos, situaciones o características dentro de la inteligencia de cada quien que generan un conflicto en el pensamiento, es decir cualquier cosa que pueda coartar el juicio lógico, una interpretación correcta, cualquier cosa que nos lleve a ejecutar un acto equivocado, en otras palabras la comprensión que tanto necesitamos.


Hasta hace unas décadas, pensábamos que la inteligencia humana era una sola, Charles Spearman postuló un factor bifactorial donde el predominante sería el conocido como “factor G”. La psicometría (ciencia que se encarga de medir la inteligencia) daría origen a los test de evaluación  siendo el principal aquel que determina el llamado IQ o coeficiente intelectual, el cual a lo largo de los años ha sido en muchos aspectos objeto de debates. Hoy en día con el surgimiento de la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner y la inteligencia emocional de Daniel Goleman se intenta ampliar el concepto que tenemos de la inteligencia, que como ya se mencionó antes se consideraba prácticamente única.  Hasta entonces e incluso aún muchas personas pensarán que “inteligencia solo hay una” pero lo cierto es que toda esta grandiosa estructura que compone el pensar está compuesta por muchos factores, eso lo podemos deducir si juntamos las dos teorías que han tomado gran auge en la psicología las últimas décadas.


Tanto los seres humanos como la gran mayoría de las especies animales poseemos la capacidad innata de aprender, el desarrollo de nuestras capacidades a través del aprendizaje, la abstracción y la experiencia es lo que conlleva a nuestra inteligencia, todos desarrollamos múltiples inteligencias a lo largo de nuestras vidas y el hecho de que no exista una proporcionalidad entre ellas es lo que nosotros percibimos como estupidez, ignorancia, retraso mental etc. Todos los descalificativos que imaginemos para ofender a una persona o burlarnos de ella.


Aunque ya se hayan definido modelos y existan algunos parámetros para medir la estupidez, (incluso para predecirla) podemos decir que la estupidez es la consecuencia de no tener la inteligencia necesaria para resolver cierto problemas o desenvolvernos en determinadas circunstancias. Aunque estos estudios como el del psicólogo Klaus Fiedler acerca de la “miopía metacognitiva” son bastante interesantes y bien fundamentados sería bueno como un ejercicio de respeto y comprensión recordar que todos los calificativos que derivan de la estupidez no hacen más que crear sesgos en nuestras relaciones, y como en esta caso estamos tratando de comprender el inmenso poder que tienen las palabras, la gran fortaleza que supone nuestro lenguaje, existe una noble intención de explicar porque no existe gente bruta, tonta, idiota, estúpida, bestia etc. Todos hemos desarrollado alguna de nuestras tantas inteligencia de una manera superior, todos tenemos la capacidad de desarrollarlas y en muchos casos ni siquiera sabemos que esto es una realidad, desconocemos nuestras capacidades, nuestros talentos simplemente porque no estamos por encima de un estándar cualitativo o por que no tengamos un P.D.H, así mismo incluso las personas más inteligentes nunca están exentas a cometer errores, a pasar de ser genios a “estúpidos” de momento. Esto se debe a la extraordinaria complejidad de nuestro cerebro humano y sus caídas estructurales. No porque nuestro cerebro posea más de un cuatrillón de conexiones sinápticas  esto signifique que sea perfecto.


Es fácil comprender el poema de Jesús Lizano, las personas curvas de las que el habla se refiere a la liberta del ser humano, la que tanto anhelamos alcanzar, solo si aprendemos a valorar el poder de nuestras palabras y la nobleza de nuestras acciones podremos acercarnos a esta percepción de la existencia.

viernes, 12 de octubre de 2018

VITARSIS, LA VIOLENTA PURIFICACIÓN DEL ALMA


 Escena de la película gore "Braindead" 

Para explicar que los contenidos violentos dentro del cine, la televisión, los libros etc. -entre un amplio espectro de tópicos- tiene una finalidad similar a lo que era la “purificación” en la tragedia aristotélica, se ha creado la llamada “teoría de la catarsis”, la que ha generado diversos debates dentro de los estudiosos de la psicología social, ya que algunos consideran que la violencia dentro del marco del deseo mimético (Aquel que compartimos todos por objetividad) media como una liberadora de impulsos agresivos.
Para comprender más este fenómeno de la psicología y que hace parte de la trama de la sociedad de ficción que vivimos, me he atrevido a encontrar un término que defina este tipo de “catarsis violenta”. Para eso he utilizado el prefijo que compone la palabra violencia, la cual viene del latín violentia, (vis=fuerza y olentus=abundante.) Entonces conformé el término vi-tarsis, que es una composición entre violencia y catarsis. Me parece adecuado, si se me permite, dar una identidad única y ponderable a esta “purificación violenta” dado que ella opera en nuestra mente de una manera especial y objetiva (Algo que se explicará más adelante), a su vez que mediante esta denominación podríamos explicarnos, porque la mayoría de las temáticas de ficción en todos sus géneros giran en torno a la muerte y los acontecimientos violentos.
Muchos podrían pensar que el proceso de apropiar un concepto mediante la creación de una palabra inexistente es algo superficial y casual, que solo obedece a la intelectualidad personal y su deseo de reconocimiento, no obstante, aclaro a continuación que haber llegado a este neologismo es el resultado de un proceso mental que lleva años, de una idea que se ha ido construyendo tras horas de pensar, de hacer constantes lecturas al hombre y su papel en la nueva sociedad, también es producto de las vivencias personales y sus conflictos.
Todo comienza dentro del proceso creativo. Sin la experiencia respecto al mismo habría sido difícil llegar a esta razón, porque, una cosa es interpretar y otra muy distinta crear. Es interesante ver todo este cruce de palabras, cuando uno “cree”, interpreta el mundo a su manera en base a lo que conoce y desconoce, se llega a la incertidumbre,  cuando uno “crea” es casi inevitable entrar en conflicto con uno mismo, porque ya no es la duda sino las ideas las que chocan unas con otras, se puede alcanzar la verdad. Un ejemplo de esto lo dan los mismos estudiosos de Carlos Marx, que dentro de su análisis se dan cuenta que a través de los años las ideas de este pensador fueron evolucionando, es decir estuvieron sujetas a cambios que muy poco tenían que ver con sus lineamientos iniciales. Esto sucede porque el ejercicio de creer, pensar, crear y dialogar es un ejercicio mental donde constantemente se están generando ideas, ejemplo, muchas personas podrían creer que una conversación simplemente es un intercambio de experiencias o información, pero lo que sucede es que por cada dialogo que tenemos (Sea este interno o externo) nuestro pensamiento se va edificando a sí mismo. En este momento es cuando yo debería citar algún autor que se especialice en este tema, pero dado que no tengo mucho conocimiento, simplemente me limitaré a no desviar más la atención del asunto y centrarme de cómo el conflicto dentro del proceso creativo me conlleva a crear este neologismo: VITARSIS.


Resulta que como estos años he estado ejerciendo el oficio de escritor de ficción, llegué a ver que la temática de mi obra era recurrente en el tema de la violencia y los asuntos degradantes en el ser humano, algo así como lo que por hoy se conoce como “literatura de explotación”. Entonces llega el conflicto, pero no solo cuando me he dado cuenta que lo que escribo es casi una apología a la muerte y la violencia, sino cuando observo que en el mundo de la ficción literaria, la temática principal es lo malo del ser humano, y pues lo malo del ser humano es la violencia, que es el “efecto de sus defectos”, la obertura y el final de las más bajas pasiones, parece que todo dentro de esta ficción tiende a comenzar con un crimen, un asesinato para ser exactos y al final todo termina en una situación cómica donde los héroes triunfan y los malvados son castigados (Catarsis)
Verme en todo este material explicito, violento, hiriente, macabro y perverso me ha hecho abrir los ojos ante la realidad del mundo, que, como una película del género splatter, está saturado de contenidos violentos casi sin sentido y esto me lleva a reflexionar no solo acerca de por qué abundan dentro de la ficción y sus géneros, sino cuáles son sus posibles efectos y si acaso tienen alguna finalidad más allá de “entretener”.
Para comenzar haré simplemente un ejercicio gramatical. Antes de ver una película, una serie etc. solíamos encontrar el aviso de advertencia de “Contenido violento o explícito”, si nos remitimos nuevamente a la etimología de la palabra violencia, vemos que realmente todo aquello que tienda a ser violento, no necesariamente tiene que ver con la agresividad de un acto malévolo, puesto que violencia significa “abundancia de fuerza” esto es notable porque podemos decir que una “tormenta es violenta”, o sea que viene con mucha fuerza, o podemos determinar un “violento despertar” que no necesariamente tiene que ver con una revuelta sangrienta, sino, que ha venido con mucha fuerza o ímpetu. No obstante aquí encontramos la primer señal de cómo la violencia del cine, la televisión, los videojuegos vienen de antemano con una máscara, porque realmente no se trata de un contenido violento (De abundante fuerza) sino más bien un contenido malvado, perverso, degradante etc. desde luego que los productores de esta ficción, no les convendría de a mucho colocar en la advertencia “Contenido perverso y malvado que puede herir su sensibilidad”, nos damos cuenta aquí de como nuestro concepto de violencia comienza a ser enrarecido de manera arbitraria.

Es importante separar lo que es un acto violento y un acto agresivo, lo que representa la fuerza y la maldad, la violencia hace un uso excesivo de la fuerza pero sin distingo de sus agentes, todos los actos violentos a lo largo de la historia humana (Guerras, hambrunas, colonización, revueltas etc.) han tenido siempre como imperativo la naturaleza humana del pensamiento, (deseo, moral y ética,) de ahí el problema de que al hablar de un acto violento o de violencia, omitamos la naturaleza del mismo, por ende no deberíamos tratar a todos los géneros y sub géneros de la ficción en relación, desde la simple perspectiva de la fuerza sino de la maldad pura bajo todos sus conceptos.

Aunque bien esto es apenas el comienzo de un ejercicio semántico, es importante comprenderlo porque de aquí se despliega todo el proceso de permeabilización de la violencia-maldad a través de la vitarsis, la única forma de ocultar una cosa efectivamente es hacer que pase desapercibida y entonces nos encontramos dentro de la cartelera comercial con el mal llamado, “cine de acción”, digo mal llamado porque su trama gira en torno a la violencia-maldad y generalmente no hay trasfondo más que el de la eterna confrontación entre los ejes del bien y del mal, justificada en actos de extrema violencia. Entonces se hace necesario hablar un poco de lo que representa la ficción de explotación, porque esta enmarca dentro de sus contenidos temas relacionados con lo decadente en el ser humano, como tal la violencia hace parte de sus tramas, la guerra y el crimen es un tema recurrente en este tipo de ficción, entonces ¿Por qué no enmarcar el cine de acción dentro de este género? Es muy simple, la formula se repite una y otra vez, permear la violencia es el objeto de toda esta falsa gramática, si llamáramos a las “películas de acción” “películas de explotación” es probable que el público no las acogiera de la misma manera como lo suelen hacer, porque explotación es sinónimo de todo lo degradante en el ser humano, en cambio el concepto de violencia es más aceptable.
Con esto no pretendo hacer que los que generadores de dichos contenidos en el cine, la televisión, los libros etc., cambien la manera de definir sus creaciones o productos, sino mostrarles como media la “ingeniería del consentimiento” al entregarnos estos contenidos. Esta ingeniería base de las relaciones públicas es capaz de vendernos un producto nocivo como algo totalmente inocuo, incluso algo tan inherente a la cultura y el arte como lo es la ficción.

JUSTIFICACIÓN CIENTÍFICA DEL CONTENIDO VIOLENTO

Escena de la película gore "Hostal"

Muchas personas se ha preguntado acerca de por qué nos atrae los contenidos relacionados con la violencia, el terror, la sangre etc. Los científicos parecen tener la respuesta. El profesor de psicología de la Universidad de Florida Dr. Andreas Keil explica la función cerebral de la corteza visual y su importancia a la hora de advertirnos acerca del peligro: "Cuando se percibe una amenaza, la corteza cerebral produce neurotransmisores energizantes, como glutamato, dopamina y serotonina para alertar al organismo y hacer que se mantenga fuera de peligro". Sin embargo existe otro proceso paralelo dentro de esta percepción hostil de la realidad, el cerebro ordena a la glándula renal a producir adrenalina, hormona encargada de producir opioides y endorfinas, sustancias que producen en el cuerpo una sensación de placer como respuesta ante el estrés o el dolor.  Hasta aquí hablamos de un proceso normal dentro del cerebro, lo curioso es lo que sucede cuando estamos frente a una amenaza que no es real, un peligro ficticio, una situación violenta o terrorífica dentro de un escenario virtual, como sucedería en una película de terror o un videojuego. Cuando estamos frente a una amenaza “no real” el cerebro libera un neurotransmisor conocido como GABA (ácido gama-aminobutírico) que inhibe la respuesta al miedo, al mismo tiempo que reduce el estrés. Esta sensación persistirá tal como lo explica la profesora de neurología del MIT, Ki Ann Goosens "Se puede ser adicto a esa sensación y a la liberación de adrenalina y endorfina que se produce". En pocas palabras los contenidos violentos, terroríficos o gráficos paradójicamente nos pueden producir sensaciones placenteras.

Pero un estudio hecho por las investigadoras Anne Bartsch y Louis Mares de las universidades de Augsburg y Wisconsin respectivamente, contemplan una explicación psicológica para la pregunta de por qué los seres humanos nos interesamos en la violencia dentro de la ficción:  “Algunas representaciones de violencia se perciben como algo significativo, emocionante y estimulante que puede fomentar la empatía con las víctimas, la admiración por los actos de valor y la belleza moral de cara a la violencia, o la auto-reflexión con respecto a los impulsos violentos”, explica Bartsch.


Su estudio consiste en mostrar a varios voluntarios de diversas edades los tráiler de diversas películas de géneros violentos, para luego hacer un análisis de qué películas según su contenido generaría más interés en estos espectadores. Se llegó a la conclusión de que existe una motivación relacionada con la búsqueda de respuestas y significados acerca de ciertas condiciones humanas, (como los instintos básicos,) hay un interés acerca de los mismos porque representan al ser humano en su naturaleza más primitiva. Esto genera pensamientos e inquietudes en las personas, de ahí que busquen las respuestas en este tipo de contenidos. Paralelamente se han encontrado otros motivos del por qué nos atraen la violencia-maldad en la ficción y tiene que ver mucho con el suspenso, más exactamente con la forma de cómo se desenvuelven los personajes dentro de estas tramas. Este último podría explicar por qué muchas personas se sienten atraídas por los videos de alto contenido gráfico, donde están implicados el daño y terror de personas o animales (Material conocido como “snuff”.) Ver estos videos o imágenes aparte de generar un torrente de sensaciones impelidas por neurotransmisores, pueden también preparar la mente de las personas que sienten de algún modo amenazadas, no necesariamente de violencia, sino aquella que se enmarque dentro de una situación que le genere estrés y desasosiego. Sería entonces esto, lo más parecido a lo que en la psicología se conoce como estrategia de afrontamiento.
A lo largo de la historia humana, hemos visto que la violencia se ha convertido prácticamente en un ritual dentro de muchas culturas, incluso hasta nuestros días. El sacrificio ha sido por excelencia el máximo ritual de consagración presente en gran parte de las culturas antiguas. En torno a estas matanzas humanas había una intención de apaciguar la ira de los dioses o buscar su favor. De esta manera es como el sacrificio se estableció dentro del inconsciente colectivo como un arquetipo íntimamente ligado a lo trascendental, formando parte dentro de nuestro inconsciente personal y por lo tanto permanecerá de manera indefinida hasta llegar a nuestra conciencia. Esto podría explicar por qué nos sentimos atraídos hacia eventos o rituales enmarcados en la sangre, la muerte y la violencia donde el sacrificio humano hace solo parte del sustrato. Mientras que en Grecia florecía el teatro, en el Imperio Romano y también dentro de los pueblos bárbaros, los espectáculos sangrientos comenzaban a establecer un arquetipo donde el mal (Arquetipo de la sombra según Carl G. Jung) desencadena la consumación de un acto violento. Al final, dicho acto terminará por ser liberador ya que representa el triunfo del héroe (Otro de los arquetipos de Jung)




Es así como nace la catarsis violenta, la misma que hemos experimentado desde el Circo Romano, hasta los ahorcamientos públicos en los Estados Unidos, la misma que prevalece en nuestro días con espectáculos violentos como la Tauromaquia o el sangriento festival de Gadhimai en Nepal, eventos a los que acudimos en masa por considerar “ecuánimes” y que no son no son otra cosa más que un burdo espectáculo de entretenimiento, visceral y macabro. Sin embargo al final, terminaron por implantar en nuestra psique la justificación para cometer atrocidades, actos de maldad indescriptible como un ritual necesario y liberador.



El hecho de que ahora vivamos en un mundo más “vigilante” por así decirlo, ha reducido en parte estos espectáculos, pero la pregunta es ¿Por qué predomina la violencia-maldad en la cultura y el entretenimiento? ¿Acaso es algo que obedece solo a nuestra implícita naturaleza o realmente existe un interés en recrear esta maldad a través de los contenidos violentos?



Podemos usar como referente al cine para obtener una respuesta. Los géneros que más audiencia reúne son justamente acción y terror, las personas nos sentimos más a traídas hacia estos por razones que ya hemos explicado, bien podríamos deducir que en principio solo se trata de una estrategia de marketing para vendernos un “sangriento  enlatado”, no obstante, citando al historiador italiano Giaime Pala quien hace una crítica acerca del cine que derivó del llamado “Sindrome de Vietnam”,  nos damos cuenta que los contenidos violentos se han enfocado en dar una visión política, -de los Estados Unidos más exactamente -, cuyo sentido siempre se ha endilgado hacia la supremacía de ese país. No fue un fenómeno nuevo, es algo que venía de antes con películas como “El Nacimiento de una Nación” de David W. Griffith relacionadas con el racismo, las películas western que justificaban de alguna manera la matanza de los nativos y películas patriotas como “1776” de Peter Hunt referentes a la independencia de los Estados Unidos, este cine tenía como finalidad moldear el pensamiento político de los estadounidenses desde comienzos del siglo pasado. Tras la derrota de este país en la guerra de Vietnam, surgió un cine que trataba de hacer sinopsis de aquella bajo el argumento del conflicto de los veteranos de guerra. Películas como “Apocalypse Now” de Francis F. Coppola tenían un sentido mucho más crítico mostrando por ejemplo la locura en torno a una guerra que se había perdido, “La chaqueta metálica” de Stanley Kubrick hace un crudo retrato de la degradación militar y como ellas nos encontramos con muchos más títulos. En respuesta a este naciente inconformismo a finales de los 70 comenzaron a producirse películas que buscaron reconciliar a los estadounidenses con esa derrota, es decir a devolverles de alguna manera el patriotismo perdido a través de un nuevo personaje que Pala llama “El Veterano vengador”. La creación de este nuevo cine tenía una finalidad netamente política y no podríamos tener una mejor referencia para encuadrar aquí lo que llamo vitarsis. Mediante un contenido altamente violento y belicista se le hacía creer a los estadunidenses que sin importar la derrota siempre iban a estar por encima de sus enemigos. Este nuevo cine a su vez, abrió las puertas no solo al llamado cine de acción sino que impulsó todo un fenómeno literario con libros como los de Tom Clancy, donde comenzaba a imperar la hegemonía militar de los Estados Unidos.

"— Napalm, hijo; nada del mundo huele así. Me gusta el olor del napalm por la mañana."

A través de todas las etapas del “séptimo arte” especialmente el norteamericano, podemos contemplar que el cine no ha estado allí exclusivamente con el objeto de entretener o contar una historia, a lo largo de su evolución y a la par con la literatura siempre ha procurado generar un ideal dentro de la mente de las personas, como una conmoción del “súper yo” tocando las fibras más frágiles de las emociones y los deseos inconscientes, es gracias al cine que hoy tenemos una amplia aceptación del cigarrillo, es gracias al cine de terror y explotación que permeamos la violencia hacia la mujer (Simplemente hagan el ejercicio de ver posters de cine de terror en todas sus épocas) es gracias al cine de acción que nos convertimos en un tamiz para los conflictos bélicos, esto último no sería posible sin la vitarsis, la purificación violenta del espíritu que nos convierte en un canal de agresiones justificadas, en una época que el hombre debería ya estar en aras de pacificarse y mostrar que por encima de todo la racionalidad va más allá del uso de la fuerza, esta es una época en que todos anhelamos paz y tranquilidad, no obstante, estamos ansiosos por ver a los héroes de Marvel luchar contra enemigos invisibles, fascistas imaginarios y falsos colonizadores cuando los verdaderos enemigos están arriba no con el poder sino las leyes, nos encanta ver al hombre que empuña su arma al prójimo, como un juez que con tan solo el accionar del gatillo soluciona las problemáticas sociales, estamos en tiempos que anhelamos la justicia pero no vemos más que la violencia como respuesta a la misma, queremos justificar las guerra y la muerte desconociendo totalmente su dramático contexto. Eso significa viatrsis.

EL ANTIHÉROE, COMODÍN DE LA VIOLENCIA JUSTIFICADA

"El castigador" y "Deadpool" don anti-héroes reconocidos de los comics

La máxima obra de la literatura en la lengua española es sin duda “El Quijote de la Mancha”, también,  uno de los más grandes antihéroes que han sido creados. Este personaje opuesto al héroe “helénico”, se ha ido transformando en nuestra evolución cultural. Hay cierta predilección de un público culto hacia el antihéroe por tratarse de un personaje real y no meramente fantasioso como el tradicional superhéroe que brilló en su esplendor gracias a los comics de los años dorados de este género (A mediados del siglo XX)
El antihéroe se desmarca descaradamente del tradicional héroe helénico con grandes atributos de fuerza y belleza y el posmoderno superhéroe, representando al ser humano con virtudes y defectos, más defectos que virtudes y decisiones tanto actos heroicos bastante cuestionables. El cowboy solitario del espagueti western galopa bajo las penumbras del mal blandiendo su revolver  para liquidar a los malvados, paralelamente al samurái japonés conocido como ronin, “rebana” a sus enemigos del feudo y la mafia yakuza, el “veterano vengador” héroe de guerra olvidado que ahora lucha por sobrevivir usando lo único que aprendió en la vida, y la mayor fábrica de antihéroes en la serie “The Walking dead” en la que un mundo invadido por una plaga zombi convierte a gran parte de la humanidad en héroes de actos réprobos,  ha convertido a un personaje de ficción en una justificación para la violencia. El mensaje que nos da el anti héroe es una referencia al daño colateral, la doble moral, la justificación del “problema-reacción-solución”, la legítima defensa, el concepto de “si vis pacem, para bellum”, todo esto lo puede justificar en su influjo, cualquiera que sea humano es libre de cometer una acto de maldad o violencia indescriptible, es por eso que el antihéroe se ha convertido en el personaje por excelencia para provocar la vitarsis, pues justifica toda esa maldad a través de la violencia, la literatura que gira en torno a él nos ayuda no solo a liberar nuestros impulsos agresivos y a distorsionar la realidad mediante mecanismos narcisistas (Evasión de la realidad) sino también a permear la violencia que nos rodea y sus principales agentes.
No pretendo despejar el mundo de la ficción que nos rodea de sus habituales héroes, ni de sus tramas que se devanan entre los pasillos oscuros de la mente humana, ni de los actos donde la supremacía de la fuerza se alza sobre todas las luchas, ni mucho menos el constante ejercicio de examinar nuestras conductas y mostrar al ser humano como una plaga que azota nuestro mundo, la crítica a la vitarsis no es más que un análisis del contenido de la ficción que inunda a nuestra cultura, en un mundo donde prevalece la violencia y el mal también se encuentran las virtudes y el deseo común de paz y bienestar, podemos hacer una nueva ficción dónde en vez de resaltar nuestras más primitivas pulsiones y defectos, ensalcemos nuestras virtudes y valores, es un gran desafío para todo escritor, para todo artista, lograr ese interés en un contenido más positivo, sin caer dentro del conflicto y la complejidad de nuestra conducta.

viernes, 31 de agosto de 2018

SOMOS DUEÑOS DE LA FICCIÓN Y LA FICCIÓN ES DUEÑA DE NOSOTROS



“Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”. Esta frase extraída del cuento del escritor argentino Luis Borges, “El Inmortal” no podría explicar de mejor forma cómo se constituye nuestra sociedad en el mundo moderno, un mundo que para sostenerse en sus cimientos necesita ser “cautivo y controlado”. Aunque la trama del relato perteneciente al libro “El Aleph” se enfoca a lo existencial, Borges no deja de contemplar dentro de esta cita que la realidad solo discurre dentro de nuestras mentes, esto es indudablemente lo que hace posible una sociedad de realidades alternadas como la nuestra, la sociedad de la ficción.



La ficción domina nuestra cultura, es el eje de lo artístico, la mímesis de lo cotidiano y también lo ontológico, está en los libros, la televisión, la radio, en el cine, en nuestras propias habladurías, pero no es algo exclusivo de la imaginería humana, la ficción  es también la herramienta que ayuda a sostener nuestra sociedad, manteniendo cautivo el pensamiento a través de una constante y manipulada disociación del sujeto, que lo aleja de la realidad o que lo impulsa a sostenerse en ello. Mostrar una realidad alternativa, difícil de alcanzar y como un ideal impositivo hace parte del proceso de “despersonalización social”, es así como la ficción sustenta los tres grandes pilares de un estado: política, economía y cultura, sin esa ficción el poder no sería funcional, la mente de los hombres no podría seducirse, ni distraerse, ni alienarse.

FICCIÓN CULTURAL (Culturae Ficta)


La catarsis o purificación es un término usado por el filósofo Aristóteles en su estudio “Sobre la poética” el cuál da origen al impacto de la ficción en la mente humana. Este análisis estético de la tragedia, muestra la catarsis como la cualidad que tiene la misma para infundir al espectador una sensación de “purificación”, es decir, hacer que las personas experimenten los castigos y las adversidades a través de personajes y acontecimientos ficticios o recreados. A medida que el teatro griego avanzaba dentro de estos conceptos, a la par de la evolución de la democracia, la tragedia se utilizó por estadistas y tiranos como una forma de educar a los habitantes de la naciente Polis en varios aspectos éticos, políticos y religiosos dado su cualidad “catártica” que resulta ser una forma poderosa de generar emociones y como tal pensamientos.
Con el nacimiento del teatro cómico de Aristófanes, tales representaciones basadas en las celebraciones ritualistas (fiestas Dionisias y Leneas etc.) estas se convirtieron en una forma de entretenimiento a las que el público griego acudía en masa.
A través de los años y con el nacimiento de nuevos géneros literarios, la ficción se fue emancipando y convirtiéndose a su vez en una herramienta con varias finalidades entre ellas la política.



Al avanzar la tecnología en los últimos dos siglos y con el surgimiento del “consumismo capitalista” la ficción tiene su más grande impacto cultural en la sociedad convirtiéndola en fenómeno universal.
Esta ficción ya no solo representa la educación y el entretenimiento, se convierte en una herramienta del poder por su capacidad integral de cautivar la mente humana. Los avances en el conocimiento de la psique en las ramas de la neurología, la psiquiatría y la psicología han hecho posible que la ficción no solamente emplee la “catarsis”, como una manera de aleccionar nuestro comportamiento, sino que conforma la capacidad de crear efectos contrarios.
Si bien la catarsis tiene la capacidad de “instruirnos” acerca de nuestros propios defectos y debilidades, dentro de la ficción también es posible producir el enrarecimiento de las virtudes, que bien sería el efecto de potenciar deseos inconscientes.
Dentro de la “ingeniería del consentimiento” Edward Bernays (Austria 1891-1995) padre de las relaciones públicas lograría sentar las bases para producir dicho efecto, enlazando los deseos inconscientes y emociones con los productos (La génesis del consumismo) De esta manera es como la ficción comienza a encajar dentro del pilar cultural de occidente, porque sin la mediación de la “ingeniería del consentimiento” (Que tenía sus antecedentes en la llamada “propaganda”) la “cultura del consumo” no sería aceptada.


Un conjunto de ideas y propaganda invisibles que son capaces de controlar la mente por su capacidad de distraer, seducir y alienarse, se van asociando mediante la sutil maquinación de la ingeniería, para ir encajando poco a poco dentro de la cultura, convirtiéndose en parte de ella a la vez que la trastorna. Ciertos productos han logrado penetrar la cultura que ya inconscientemente son aceptados como elementos de la misma, o se han convertido en símbolos que representan la llamada “cultura occidental”, en esto consiste la despersonalización cultural del eje humano, en que la ingeniería social a través de la ficción, ha logrado su penetración dentro de la psique humana estableciendo esta vasta iconografía social. De ahí que muchos autores se cuestionen acerca de lo que es la cultura y si realmente podemos hablar de una identidad cuando esta no ha sido más que el resultado de una colonización.
El envilecimiento de las virtudes, lejos del objeto de la clásica catarsis desencadena en una destrucción progresiva de los valores y la disociación del sujeto, el entretenimiento sin virtudes, sin cultura, sin identidad nos aboca hacia la satisfacción de los deseos y la liberación de las emociones omitiendo el fuero interno.


Pero ¿Qué hay de los medios? ¿Qué podemos pensar acerca de las formas como nos transmiten esta ficción? ¿Cuál es su mensaje? El medio cultural por excelencia es el audiovisual, a través de sus diversos canales como lo son la televisión, el cine, la internet han logrado establecer un sistema exógeno de plena aceptación reemplazando la cultura y el concepto de soberanía, esto dentro de las naciones democráticas mientras que en los estados donde predomina el comunismo, el mismo sistema gira en torno a la institución del estado, sus líderes e ideología. En la cultura de occidente, liberal por excelencia básicamente es lo mismo, en esta no prima una ideología sino un malversado concepto sobre la libertad y democracia, los líderes son reemplazados por personajes de ficción con tintes heroicos (Implantados ahí para defender los ideales “libertarios”) y un estado sostenido por el supuesto bienestar del capitalismo. Contrariamente, en Corea del Norte, de régimen comunista, la ficción gira en torno a personajes comunes que representan las virtudes del trabajo y la devoción hacia los líderes del régimen y sus instituciones, a diferencia de la ficción cultural de occidente hay una exaltación del patriotismo y la soberanía (so pena de que las libertades individuales son vulneradas) En nuestros países es muy distinto. Haciendo énfasis en la libertad, las fronteras están abiertas a los libres mercados anulando el concepto de soberanía, y el patriotismo se reduce a discursos que difaman y tergiversan los ideales socialistas del capital e incluso del nacionalismo, que es aún más nocivo para el propio libertarismo. 
Cabe también nombrar que esta Culturae Ficta no sería posible sin el inmenso aporte de las personas que, a través de sus iglesias y la manipulación de las creencias humanas por siglos, han edificado un receptáculo para contener parte del pensamiento humano que aún en estos tiempos insiste en creer en la benevolencia de un dios y su plan de salvar al mundo, mundo que desde milenios atrás aún se consume en las llamas del dolor y la destrucción. No obstante, construir esta gran ficción a la que llamamos “religión” (Del latín re-ligare “ligar, atar con fuerza”) ha sido una tarea milenaria, ligada íntimamente a la filosofía y la evolución el pensamiento humano y no por nada resulta ser un componente esencial de todas las culturas humanas, lo que significa que acabar con las religiones sería también cortar un hilo tan importante dentro  del entretejido humano. No es del todo mal que unos de los tantos caminos para alcanzar la moral y la paz interior sea el que nos ofrece promisoriamente la religión, pero lo que sí está mal es que seamos manipulados a través de ella y que por medio de todo, nos impida cuestionarnos tantas cosas que no es posible bajo las pasividad mental, la misma que genera el fanatismo y las fáciles respuestas a la vida dentro de algunas religiones. Existen varios estudios como el del libro “Babel und Bibel” del asiriólogo  alemán Friedrich Delizstch que demuestra brillantemente como las religiones han sido producto de la ficción que generan nuestras mentes.
Desligarnos de nuestras creencias obedece más a nuestra propia incertidumbre y voluntad, que cualquier otra cosa impuesta dentro de la sinergia de nuestra sociedad. Es un ejercicio de fuero, no de convicciones.


FICCIÓN POLÍTICA (Política Ficta)



La ficción comienza a levantarse en rededor del pilar político, dando origen a los denominados espectros ideológicos, que son los sustentadores de las tesis subjetivas de la concepción de estado que hay en cada uno de sus ciudadanos. La palabra espectro viene del latín spectrum que significa imagen. Una imagen es una representación mental de una realidad, se usa en la ciencia para referirse a los diversos haces en los que se dispersa la luz blanca. En base a esto el espectro político viene a descomponerse de una sola luz, esta luz representa el pensamiento político e ideológico, la identidad cultural y el concepto de soberanía de cada persona, la ficción política es el prisma que se encarga de descomponerlos en distintos haces que representan ideologías o partidos políticos. Dicho espectro no es más que la desintegración del pensamiento individual y hace parte de la “ingeniería del consentimiento” puesto que la política hoy en día se vale de las mismas herramientas conceptuales de las relaciones públicas (Aunque en muchos casos haciendo uso de la fuerza como en el “autoritarismo”.)



La importancia de mantener el espectro es esencial para lograr una identidad fragmentada y sumisa, un pensamiento parcializado, idóneo para la divergencia ideológica, el abstencionismo y la apatía política (Conocido como pensamiento apolítico.)
Mantener esta ficción favorece al control de las personas ya que al tener una “ideología preestablecida” pueden clasificarse, cuantificarse e incluso cualificarse estadísticamente. Una ideología, un partido, un movimiento social, una doctrina ciertamente no son garantía de la libertad del pensamiento humano y su fuero interno, son en muchos casos, una herramienta de medición de fuerzas y corrientes, de balance en el poder, de aceptación o resistencia, en pocas palabras el espectro político ayuda a la vigilancia dentro del estado.
La Guerra fría fue el parangón del establecimiento de una nueva ficción doctrinaria, que tendría sus antecedentes en el seno de la misma Revolución Francesa. Las nuevas batallas ya no se sustentarían en las conquistas por sangre, sino, se librarían dentro del pensamiento convergente, aunque sin desdeñar su fiel tinta, el miedo ahora se convertía en el “medio”.
La Terreur o el “terror” uno de los periodos más críticos de la Revolución francesa, se caracterizó por la utilización del concepto “Terrorismo de estado”. Esto fue el caldo de cultivo de cientos de revoluciones que se sucedieron durante los siglos venideros. En la Guerra Fría el terror se polarizó y fue así como el consumismo (y su inmediata amenaza el “comunismo”) se metió en la psique de una nueva generación. Ahora el fuero interno dictaminaba que el capitalismo endilgaría el camino hacia la libertad, procurando el bienestar, mientras que el socialismo -la izquierda- solo lo representaría la opresión. Por décadas el espectro primordial de la política (La “democracia”) ha mantenido la sumisión del poder, alimentando mediante la ficción política, esta polaridad plena de experiencias sociales, la brecha entre identidad e identificación (Que en este caso representa la aceptación de una cultura de consumo y entretenimiento) han procurado la divergencia del pensamiento humano, tornándolo individualista y divergente a lo largo de los dos últimos siglos.


FICCIÓN ECONÓMICA (Economic Ficta)



El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo una vez, “Estamos en plena cultura del envase (…) La cultura del envase desprecia los contenidos”. Dentro de occidente, la sociedad “feel good”, la de la “pet rock” y la “obsolescencia programada” hay un círculo que nos produce un afán irrefrenable por buscar esos “contenidos”, que al darnos cuenta en realidad no son más que vacíos, (como los agujeros del queso que lo ayuda a verse más grande y más delicioso), de esta forma terminamos engañados por la “democracia económica”, los objetivos humanos tienden a girar en torno al poder adquisitivo y desde allí se desprende todo un sinfín de metáforas acerca de la vida práctica donde la existencia queda relegada.
Comenzamos hablando de la llamada teoría económica, una “ciencia exacta”, para entender el nivel al que llega la economic ficta a nuestras vidas. El dinero es un título valor, se le llama “fiduciario”, palabra que viene del latín fides que significa confianza o fe, así pues es un título impreso basado en la confianza que nos da su emisor y que ya casi no está representado por bienes tangibles como lo fue por muchos años cuando se respaldaba con oro u otros metales preciosos. Países con economías emergentes como Rusia y China compraron toneladas de oro para mantener el patrón oro aniquilado en EU mediante el “Nixon Shock”, cuando había más dinero circulando del que pudiera sostenerse en sus reservas. Esto nos demostró que la economía mundial estaba cambiando y a un nivel casi discreto, que dicha economía estaba cayendo de a poco en las garras de los banqueros (Los mismos que se encargarían de emitir esa “confianza”.) Estas personas dueñas de las más grandes fortunas del “dinero viejo” son quienes han fundado una nueva sociedad basada en “ficciones económicas”, el mismo término que los economistas utilizan para peyorar las políticas populistas.



La palabra ficción y fingir podría compartir la misma raíz con la palabra fides (Confianza) que es dheigh cuyo significado es “formar o modelar”. Así pues podríamos deducir que el objetivo de la ficción y las llamadas “fiducias” tiene como objeto modelar un pensamiento, (¡Y lo mismo pasa con la fe en la religión!) pues justamente el termino fiduciario, tiene una gran preponderancia en la teoría económica, que es también una ficción establecida por muchas de sus fórmulas de ciencia exacta que por muchas razones (De carácter cultural y social) no lo es. La fiducia se deposita en los agentes que intervienen en la economía, la misma es sostenida por un voto de confianza pero muchas veces ignoramos lo que se esconde detrás de los complejos movimientos financieros. Para crear esta ficción solo basta con recurrir a la matemática, a los términos complejos, cualquier cosa que nos parezca “ciencia”, la economía no se hizo para que todos la comprendiesen, es por eso que como tantas otras ciencias no tenemos más que terminar por darle la razón a los economistas y de ahí que vivamos dentro de una economic ficta, porque al final serán los teóricos los que terminarán por dictaminar que es bueno y que es malo, qué le conviene a la nación y qué no, cuál debe ser su política económica, qué fórmulas deben utilizar. Otra razón no menos importante la dan los mismos economistas (No precisamente los tradicionales) cuando ellos mismos sugieren a los gobiernos que la economía sea una asignatura dentro de la educación, mas sin embargo esto sigue siendo tinta en el papel.
La economía no se rige por leyes ecuménicas, responden al momento de cada comunidad o nación y sus fórmulas no van a funcionar ídem en todos los casos, no obstante, la maquinaria de la economíc ficta pretende demostrar lo contrario, que sus teorías independientemente de ser o no acertadas siempre va a ir al rescate de las economías, porque eso hace parte de lo que llamamos establishment.


Cabe mencionar que dentro de esta economía manejada a través de la “cooperación internacional” y sus diversas instituciones, se encuentran también el control sobre la salud y diversas ficciones  dentro de su campo, montajes hechos para engañar a la gente en torno a lo que respectan diversas enfermedades y dolencias. Le debemos mucho a los avances médicos de los últimos dos siglos, pero también, debemos comprender que la salud se ha convertido en un negocio muy rentable, comenzando que no es un secreto el gran patrocinio que tienen las farmacéuticas a la comunidad médica en general. Dicha “ficción” funciona de la misma forma que las anteriores, donde nuevamente las instituciones juegan un papel fundamental, entre ellas podemos contar con las más prestigiosas universidades del mundo, personas de ciencia que sabemos hacen parte de un stablishment. Para nadie es secreto que la medicina tradicional se ha enfocado en el tratamiento químico que es en muchos casos paliativo. Aquellos médicos que se han encargado de estudiar la medicina saltándose dicho enfoque, encuentran que la salud humana se correlaciona más con la mente que con factores ambientales, aunque no del todo sea así. No obstante también nos encontramos con una gran ficción sobre la alimentación humana. A diario las grandes empresas alimentarias encubren lo que hay detrás de sus métodos de conservación y mejoramiento en sus productos, donde nuevamente el papel de los químicos (Muchos de ellos nocivos para la salud humana y el medio ambiente,) son fundamentales para reducir sus costos, al paso que degeneran la salud de las personas. Un ejemplo es el de los transgénicos prohibidos en muchos países del primer mundo, pero en los más pobres, insisten en decirle a la gente que el uso de pesticidas en mucho más nocivo y por ende los transgénicos son mejor  (Aun cuando se pueden recurrir a técnicas tradicionales para eliminar las plagas sin necesidad de usar químicos,) pero dada la competencia que tienen los agricultores locales frente a la importación de productos del llamado “dumping”, a ellos no les queda más remedio que usar pesticidas o más fácil renunciar a sus semillas y comprárselas a Montsanto, Syngenta, Dupont o Bayer, grandes multinacionales de estos productos.



Para terminar deberíamos usar el sabio ejercicio de la imaginación y cuestionarnos ¿Qué sería de este mundo sin estas grandes ficciones? ¿Cómo serían nuestras vidas si los ideales no estuvieran centrados en los que nos han impuesto las grandes corporaciones? ¿Cuál es la verdadera libertad? ¿La del capitalismo o la de la razón? ¿Qué pasaría en el mundo si todas estas ficciones se van al suelo? ¿Estaríamos dispuesto a abrir los ojos y cambiar el rumbo de nuestras existencias? ¿Cuál es entonces el mundo ideal y cómo podemos construirlo sin recurrir a las mentiras?
Con esto volvemos al comienzo citando nuevamente a Borges, ¿Acaso el aceptar lo que nos han impuesto la sociedad todo este tiempo es evidencia de que nuestro mundo no es más que una gran ficción?

ENSAYO CONTRA LA OBEDIENCIA

  Un enorme letrero con unas simples letras negras sobre un fondo blanco, es visto por el personaje principal de la película de 1988 “Están ...