viernes, 12 de octubre de 2018

VITARSIS, LA VIOLENTA PURIFICACIÓN DEL ALMA


 Escena de la película gore "Braindead" 

Para explicar que los contenidos violentos dentro del cine, la televisión, los libros etc. -entre un amplio espectro de tópicos- tiene una finalidad similar a lo que era la “purificación” en la tragedia aristotélica, se ha creado la llamada “teoría de la catarsis”, la que ha generado diversos debates dentro de los estudiosos de la psicología social, ya que algunos consideran que la violencia dentro del marco del deseo mimético (Aquel que compartimos todos por objetividad) media como una liberadora de impulsos agresivos.
Para comprender más este fenómeno de la psicología y que hace parte de la trama de la sociedad de ficción que vivimos, me he atrevido a encontrar un término que defina este tipo de “catarsis violenta”. Para eso he utilizado el prefijo que compone la palabra violencia, la cual viene del latín violentia, (vis=fuerza y olentus=abundante.) Entonces conformé el término vi-tarsis, que es una composición entre violencia y catarsis. Me parece adecuado, si se me permite, dar una identidad única y ponderable a esta “purificación violenta” dado que ella opera en nuestra mente de una manera especial y objetiva (Algo que se explicará más adelante), a su vez que mediante esta denominación podríamos explicarnos, porque la mayoría de las temáticas de ficción en todos sus géneros giran en torno a la muerte y los acontecimientos violentos.
Muchos podrían pensar que el proceso de apropiar un concepto mediante la creación de una palabra inexistente es algo superficial y casual, que solo obedece a la intelectualidad personal y su deseo de reconocimiento, no obstante, aclaro a continuación que haber llegado a este neologismo es el resultado de un proceso mental que lleva años, de una idea que se ha ido construyendo tras horas de pensar, de hacer constantes lecturas al hombre y su papel en la nueva sociedad, también es producto de las vivencias personales y sus conflictos.
Todo comienza dentro del proceso creativo. Sin la experiencia respecto al mismo habría sido difícil llegar a esta razón, porque, una cosa es interpretar y otra muy distinta crear. Es interesante ver todo este cruce de palabras, cuando uno “cree”, interpreta el mundo a su manera en base a lo que conoce y desconoce, se llega a la incertidumbre,  cuando uno “crea” es casi inevitable entrar en conflicto con uno mismo, porque ya no es la duda sino las ideas las que chocan unas con otras, se puede alcanzar la verdad. Un ejemplo de esto lo dan los mismos estudiosos de Carlos Marx, que dentro de su análisis se dan cuenta que a través de los años las ideas de este pensador fueron evolucionando, es decir estuvieron sujetas a cambios que muy poco tenían que ver con sus lineamientos iniciales. Esto sucede porque el ejercicio de creer, pensar, crear y dialogar es un ejercicio mental donde constantemente se están generando ideas, ejemplo, muchas personas podrían creer que una conversación simplemente es un intercambio de experiencias o información, pero lo que sucede es que por cada dialogo que tenemos (Sea este interno o externo) nuestro pensamiento se va edificando a sí mismo. En este momento es cuando yo debería citar algún autor que se especialice en este tema, pero dado que no tengo mucho conocimiento, simplemente me limitaré a no desviar más la atención del asunto y centrarme de cómo el conflicto dentro del proceso creativo me conlleva a crear este neologismo: VITARSIS.


Resulta que como estos años he estado ejerciendo el oficio de escritor de ficción, llegué a ver que la temática de mi obra era recurrente en el tema de la violencia y los asuntos degradantes en el ser humano, algo así como lo que por hoy se conoce como “literatura de explotación”. Entonces llega el conflicto, pero no solo cuando me he dado cuenta que lo que escribo es casi una apología a la muerte y la violencia, sino cuando observo que en el mundo de la ficción literaria, la temática principal es lo malo del ser humano, y pues lo malo del ser humano es la violencia, que es el “efecto de sus defectos”, la obertura y el final de las más bajas pasiones, parece que todo dentro de esta ficción tiende a comenzar con un crimen, un asesinato para ser exactos y al final todo termina en una situación cómica donde los héroes triunfan y los malvados son castigados (Catarsis)
Verme en todo este material explicito, violento, hiriente, macabro y perverso me ha hecho abrir los ojos ante la realidad del mundo, que, como una película del género splatter, está saturado de contenidos violentos casi sin sentido y esto me lleva a reflexionar no solo acerca de por qué abundan dentro de la ficción y sus géneros, sino cuáles son sus posibles efectos y si acaso tienen alguna finalidad más allá de “entretener”.
Para comenzar haré simplemente un ejercicio gramatical. Antes de ver una película, una serie etc. solíamos encontrar el aviso de advertencia de “Contenido violento o explícito”, si nos remitimos nuevamente a la etimología de la palabra violencia, vemos que realmente todo aquello que tienda a ser violento, no necesariamente tiene que ver con la agresividad de un acto malévolo, puesto que violencia significa “abundancia de fuerza” esto es notable porque podemos decir que una “tormenta es violenta”, o sea que viene con mucha fuerza, o podemos determinar un “violento despertar” que no necesariamente tiene que ver con una revuelta sangrienta, sino, que ha venido con mucha fuerza o ímpetu. No obstante aquí encontramos la primer señal de cómo la violencia del cine, la televisión, los videojuegos vienen de antemano con una máscara, porque realmente no se trata de un contenido violento (De abundante fuerza) sino más bien un contenido malvado, perverso, degradante etc. desde luego que los productores de esta ficción, no les convendría de a mucho colocar en la advertencia “Contenido perverso y malvado que puede herir su sensibilidad”, nos damos cuenta aquí de como nuestro concepto de violencia comienza a ser enrarecido de manera arbitraria.

Es importante separar lo que es un acto violento y un acto agresivo, lo que representa la fuerza y la maldad, la violencia hace un uso excesivo de la fuerza pero sin distingo de sus agentes, todos los actos violentos a lo largo de la historia humana (Guerras, hambrunas, colonización, revueltas etc.) han tenido siempre como imperativo la naturaleza humana del pensamiento, (deseo, moral y ética,) de ahí el problema de que al hablar de un acto violento o de violencia, omitamos la naturaleza del mismo, por ende no deberíamos tratar a todos los géneros y sub géneros de la ficción en relación, desde la simple perspectiva de la fuerza sino de la maldad pura bajo todos sus conceptos.

Aunque bien esto es apenas el comienzo de un ejercicio semántico, es importante comprenderlo porque de aquí se despliega todo el proceso de permeabilización de la violencia-maldad a través de la vitarsis, la única forma de ocultar una cosa efectivamente es hacer que pase desapercibida y entonces nos encontramos dentro de la cartelera comercial con el mal llamado, “cine de acción”, digo mal llamado porque su trama gira en torno a la violencia-maldad y generalmente no hay trasfondo más que el de la eterna confrontación entre los ejes del bien y del mal, justificada en actos de extrema violencia. Entonces se hace necesario hablar un poco de lo que representa la ficción de explotación, porque esta enmarca dentro de sus contenidos temas relacionados con lo decadente en el ser humano, como tal la violencia hace parte de sus tramas, la guerra y el crimen es un tema recurrente en este tipo de ficción, entonces ¿Por qué no enmarcar el cine de acción dentro de este género? Es muy simple, la formula se repite una y otra vez, permear la violencia es el objeto de toda esta falsa gramática, si llamáramos a las “películas de acción” “películas de explotación” es probable que el público no las acogiera de la misma manera como lo suelen hacer, porque explotación es sinónimo de todo lo degradante en el ser humano, en cambio el concepto de violencia es más aceptable.
Con esto no pretendo hacer que los que generadores de dichos contenidos en el cine, la televisión, los libros etc., cambien la manera de definir sus creaciones o productos, sino mostrarles como media la “ingeniería del consentimiento” al entregarnos estos contenidos. Esta ingeniería base de las relaciones públicas es capaz de vendernos un producto nocivo como algo totalmente inocuo, incluso algo tan inherente a la cultura y el arte como lo es la ficción.

JUSTIFICACIÓN CIENTÍFICA DEL CONTENIDO VIOLENTO

Escena de la película gore "Hostal"

Muchas personas se ha preguntado acerca de por qué nos atrae los contenidos relacionados con la violencia, el terror, la sangre etc. Los científicos parecen tener la respuesta. El profesor de psicología de la Universidad de Florida Dr. Andreas Keil explica la función cerebral de la corteza visual y su importancia a la hora de advertirnos acerca del peligro: "Cuando se percibe una amenaza, la corteza cerebral produce neurotransmisores energizantes, como glutamato, dopamina y serotonina para alertar al organismo y hacer que se mantenga fuera de peligro". Sin embargo existe otro proceso paralelo dentro de esta percepción hostil de la realidad, el cerebro ordena a la glándula renal a producir adrenalina, hormona encargada de producir opioides y endorfinas, sustancias que producen en el cuerpo una sensación de placer como respuesta ante el estrés o el dolor.  Hasta aquí hablamos de un proceso normal dentro del cerebro, lo curioso es lo que sucede cuando estamos frente a una amenaza que no es real, un peligro ficticio, una situación violenta o terrorífica dentro de un escenario virtual, como sucedería en una película de terror o un videojuego. Cuando estamos frente a una amenaza “no real” el cerebro libera un neurotransmisor conocido como GABA (ácido gama-aminobutírico) que inhibe la respuesta al miedo, al mismo tiempo que reduce el estrés. Esta sensación persistirá tal como lo explica la profesora de neurología del MIT, Ki Ann Goosens "Se puede ser adicto a esa sensación y a la liberación de adrenalina y endorfina que se produce". En pocas palabras los contenidos violentos, terroríficos o gráficos paradójicamente nos pueden producir sensaciones placenteras.

Pero un estudio hecho por las investigadoras Anne Bartsch y Louis Mares de las universidades de Augsburg y Wisconsin respectivamente, contemplan una explicación psicológica para la pregunta de por qué los seres humanos nos interesamos en la violencia dentro de la ficción:  “Algunas representaciones de violencia se perciben como algo significativo, emocionante y estimulante que puede fomentar la empatía con las víctimas, la admiración por los actos de valor y la belleza moral de cara a la violencia, o la auto-reflexión con respecto a los impulsos violentos”, explica Bartsch.


Su estudio consiste en mostrar a varios voluntarios de diversas edades los tráiler de diversas películas de géneros violentos, para luego hacer un análisis de qué películas según su contenido generaría más interés en estos espectadores. Se llegó a la conclusión de que existe una motivación relacionada con la búsqueda de respuestas y significados acerca de ciertas condiciones humanas, (como los instintos básicos,) hay un interés acerca de los mismos porque representan al ser humano en su naturaleza más primitiva. Esto genera pensamientos e inquietudes en las personas, de ahí que busquen las respuestas en este tipo de contenidos. Paralelamente se han encontrado otros motivos del por qué nos atraen la violencia-maldad en la ficción y tiene que ver mucho con el suspenso, más exactamente con la forma de cómo se desenvuelven los personajes dentro de estas tramas. Este último podría explicar por qué muchas personas se sienten atraídas por los videos de alto contenido gráfico, donde están implicados el daño y terror de personas o animales (Material conocido como “snuff”.) Ver estos videos o imágenes aparte de generar un torrente de sensaciones impelidas por neurotransmisores, pueden también preparar la mente de las personas que sienten de algún modo amenazadas, no necesariamente de violencia, sino aquella que se enmarque dentro de una situación que le genere estrés y desasosiego. Sería entonces esto, lo más parecido a lo que en la psicología se conoce como estrategia de afrontamiento.
A lo largo de la historia humana, hemos visto que la violencia se ha convertido prácticamente en un ritual dentro de muchas culturas, incluso hasta nuestros días. El sacrificio ha sido por excelencia el máximo ritual de consagración presente en gran parte de las culturas antiguas. En torno a estas matanzas humanas había una intención de apaciguar la ira de los dioses o buscar su favor. De esta manera es como el sacrificio se estableció dentro del inconsciente colectivo como un arquetipo íntimamente ligado a lo trascendental, formando parte dentro de nuestro inconsciente personal y por lo tanto permanecerá de manera indefinida hasta llegar a nuestra conciencia. Esto podría explicar por qué nos sentimos atraídos hacia eventos o rituales enmarcados en la sangre, la muerte y la violencia donde el sacrificio humano hace solo parte del sustrato. Mientras que en Grecia florecía el teatro, en el Imperio Romano y también dentro de los pueblos bárbaros, los espectáculos sangrientos comenzaban a establecer un arquetipo donde el mal (Arquetipo de la sombra según Carl G. Jung) desencadena la consumación de un acto violento. Al final, dicho acto terminará por ser liberador ya que representa el triunfo del héroe (Otro de los arquetipos de Jung)




Es así como nace la catarsis violenta, la misma que hemos experimentado desde el Circo Romano, hasta los ahorcamientos públicos en los Estados Unidos, la misma que prevalece en nuestro días con espectáculos violentos como la Tauromaquia o el sangriento festival de Gadhimai en Nepal, eventos a los que acudimos en masa por considerar “ecuánimes” y que no son no son otra cosa más que un burdo espectáculo de entretenimiento, visceral y macabro. Sin embargo al final, terminaron por implantar en nuestra psique la justificación para cometer atrocidades, actos de maldad indescriptible como un ritual necesario y liberador.



El hecho de que ahora vivamos en un mundo más “vigilante” por así decirlo, ha reducido en parte estos espectáculos, pero la pregunta es ¿Por qué predomina la violencia-maldad en la cultura y el entretenimiento? ¿Acaso es algo que obedece solo a nuestra implícita naturaleza o realmente existe un interés en recrear esta maldad a través de los contenidos violentos?



Podemos usar como referente al cine para obtener una respuesta. Los géneros que más audiencia reúne son justamente acción y terror, las personas nos sentimos más a traídas hacia estos por razones que ya hemos explicado, bien podríamos deducir que en principio solo se trata de una estrategia de marketing para vendernos un “sangriento  enlatado”, no obstante, citando al historiador italiano Giaime Pala quien hace una crítica acerca del cine que derivó del llamado “Sindrome de Vietnam”,  nos damos cuenta que los contenidos violentos se han enfocado en dar una visión política, -de los Estados Unidos más exactamente -, cuyo sentido siempre se ha endilgado hacia la supremacía de ese país. No fue un fenómeno nuevo, es algo que venía de antes con películas como “El Nacimiento de una Nación” de David W. Griffith relacionadas con el racismo, las películas western que justificaban de alguna manera la matanza de los nativos y películas patriotas como “1776” de Peter Hunt referentes a la independencia de los Estados Unidos, este cine tenía como finalidad moldear el pensamiento político de los estadounidenses desde comienzos del siglo pasado. Tras la derrota de este país en la guerra de Vietnam, surgió un cine que trataba de hacer sinopsis de aquella bajo el argumento del conflicto de los veteranos de guerra. Películas como “Apocalypse Now” de Francis F. Coppola tenían un sentido mucho más crítico mostrando por ejemplo la locura en torno a una guerra que se había perdido, “La chaqueta metálica” de Stanley Kubrick hace un crudo retrato de la degradación militar y como ellas nos encontramos con muchos más títulos. En respuesta a este naciente inconformismo a finales de los 70 comenzaron a producirse películas que buscaron reconciliar a los estadounidenses con esa derrota, es decir a devolverles de alguna manera el patriotismo perdido a través de un nuevo personaje que Pala llama “El Veterano vengador”. La creación de este nuevo cine tenía una finalidad netamente política y no podríamos tener una mejor referencia para encuadrar aquí lo que llamo vitarsis. Mediante un contenido altamente violento y belicista se le hacía creer a los estadunidenses que sin importar la derrota siempre iban a estar por encima de sus enemigos. Este nuevo cine a su vez, abrió las puertas no solo al llamado cine de acción sino que impulsó todo un fenómeno literario con libros como los de Tom Clancy, donde comenzaba a imperar la hegemonía militar de los Estados Unidos.

"— Napalm, hijo; nada del mundo huele así. Me gusta el olor del napalm por la mañana."

A través de todas las etapas del “séptimo arte” especialmente el norteamericano, podemos contemplar que el cine no ha estado allí exclusivamente con el objeto de entretener o contar una historia, a lo largo de su evolución y a la par con la literatura siempre ha procurado generar un ideal dentro de la mente de las personas, como una conmoción del “súper yo” tocando las fibras más frágiles de las emociones y los deseos inconscientes, es gracias al cine que hoy tenemos una amplia aceptación del cigarrillo, es gracias al cine de terror y explotación que permeamos la violencia hacia la mujer (Simplemente hagan el ejercicio de ver posters de cine de terror en todas sus épocas) es gracias al cine de acción que nos convertimos en un tamiz para los conflictos bélicos, esto último no sería posible sin la vitarsis, la purificación violenta del espíritu que nos convierte en un canal de agresiones justificadas, en una época que el hombre debería ya estar en aras de pacificarse y mostrar que por encima de todo la racionalidad va más allá del uso de la fuerza, esta es una época en que todos anhelamos paz y tranquilidad, no obstante, estamos ansiosos por ver a los héroes de Marvel luchar contra enemigos invisibles, fascistas imaginarios y falsos colonizadores cuando los verdaderos enemigos están arriba no con el poder sino las leyes, nos encanta ver al hombre que empuña su arma al prójimo, como un juez que con tan solo el accionar del gatillo soluciona las problemáticas sociales, estamos en tiempos que anhelamos la justicia pero no vemos más que la violencia como respuesta a la misma, queremos justificar las guerra y la muerte desconociendo totalmente su dramático contexto. Eso significa viatrsis.

EL ANTIHÉROE, COMODÍN DE LA VIOLENCIA JUSTIFICADA

"El castigador" y "Deadpool" don anti-héroes reconocidos de los comics

La máxima obra de la literatura en la lengua española es sin duda “El Quijote de la Mancha”, también,  uno de los más grandes antihéroes que han sido creados. Este personaje opuesto al héroe “helénico”, se ha ido transformando en nuestra evolución cultural. Hay cierta predilección de un público culto hacia el antihéroe por tratarse de un personaje real y no meramente fantasioso como el tradicional superhéroe que brilló en su esplendor gracias a los comics de los años dorados de este género (A mediados del siglo XX)
El antihéroe se desmarca descaradamente del tradicional héroe helénico con grandes atributos de fuerza y belleza y el posmoderno superhéroe, representando al ser humano con virtudes y defectos, más defectos que virtudes y decisiones tanto actos heroicos bastante cuestionables. El cowboy solitario del espagueti western galopa bajo las penumbras del mal blandiendo su revolver  para liquidar a los malvados, paralelamente al samurái japonés conocido como ronin, “rebana” a sus enemigos del feudo y la mafia yakuza, el “veterano vengador” héroe de guerra olvidado que ahora lucha por sobrevivir usando lo único que aprendió en la vida, y la mayor fábrica de antihéroes en la serie “The Walking dead” en la que un mundo invadido por una plaga zombi convierte a gran parte de la humanidad en héroes de actos réprobos,  ha convertido a un personaje de ficción en una justificación para la violencia. El mensaje que nos da el anti héroe es una referencia al daño colateral, la doble moral, la justificación del “problema-reacción-solución”, la legítima defensa, el concepto de “si vis pacem, para bellum”, todo esto lo puede justificar en su influjo, cualquiera que sea humano es libre de cometer una acto de maldad o violencia indescriptible, es por eso que el antihéroe se ha convertido en el personaje por excelencia para provocar la vitarsis, pues justifica toda esa maldad a través de la violencia, la literatura que gira en torno a él nos ayuda no solo a liberar nuestros impulsos agresivos y a distorsionar la realidad mediante mecanismos narcisistas (Evasión de la realidad) sino también a permear la violencia que nos rodea y sus principales agentes.
No pretendo despejar el mundo de la ficción que nos rodea de sus habituales héroes, ni de sus tramas que se devanan entre los pasillos oscuros de la mente humana, ni de los actos donde la supremacía de la fuerza se alza sobre todas las luchas, ni mucho menos el constante ejercicio de examinar nuestras conductas y mostrar al ser humano como una plaga que azota nuestro mundo, la crítica a la vitarsis no es más que un análisis del contenido de la ficción que inunda a nuestra cultura, en un mundo donde prevalece la violencia y el mal también se encuentran las virtudes y el deseo común de paz y bienestar, podemos hacer una nueva ficción dónde en vez de resaltar nuestras más primitivas pulsiones y defectos, ensalcemos nuestras virtudes y valores, es un gran desafío para todo escritor, para todo artista, lograr ese interés en un contenido más positivo, sin caer dentro del conflicto y la complejidad de nuestra conducta.

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