miércoles, 6 de febrero de 2019

EL PODER DE LAS PALABRAS - LA ESTUPIDEZ HUMANA NO EXISTE

Hasta hace poco no sabía la diferencia que hay entre entender y comprender, de hecho básicamente estos dos conceptos son lo mismo pero cuando miramos la etimología de cada uno de ellos nos damos cuenta que difieren en su grado. El entender es apenas un acercamiento a lo que tratamos de comprender, la comprensión viene a ser el objeto de ese entendimiento. El entendimiento puede llevarnos a interpretar una frase abstracta como esta de un poema de Jesús Lizano “A mí me gustan las personas curvas”, de la cual podemos sacar muchas interpretaciones pero solo la comprensión, (El objeto del entendimiento) nos llevará al objeto de la frase, la razón de su existir, su verdadera interpretación.



Nosotros como seres humanos nos podemos definir utilizando muchas referencias, si una persona no entiende o no comprende podemos calificar su inteligencia, la podemos tildar de “estúpida”, pero así como existen muchas maneras de identificarnos como seres humanos, también existen formas de “descalificarnos”. Por ejemplo solemos referirnos a una persona de poca inteligencia como “bruta”, “tonta” a una persona que hace “tonterías”, “idiota” a alguien que es desmedidamente ignorante etc. etc. Lo cierto es que esto, no son más que frases peyorativas, que existen de tiempos inmemoriales para insultar la inteligencia de cada uno de nosotros. NO existen personas brutas, estúpidas, idiotas o imbéciles, todos los seres humanos gozamos de inteligencia, existen otros elementos que pueden confundirnos y llevarnos equívocamente a emplearnos en dichos términos, situaciones o características dentro de la inteligencia de cada quien que generan un conflicto en el pensamiento, es decir cualquier cosa que pueda coartar el juicio lógico, una interpretación correcta, cualquier cosa que nos lleve a ejecutar un acto equivocado, en otras palabras la comprensión que tanto necesitamos.


Hasta hace unas décadas, pensábamos que la inteligencia humana era una sola, Charles Spearman postuló un factor bifactorial donde el predominante sería el conocido como “factor G”. La psicometría (ciencia que se encarga de medir la inteligencia) daría origen a los test de evaluación  siendo el principal aquel que determina el llamado IQ o coeficiente intelectual, el cual a lo largo de los años ha sido en muchos aspectos objeto de debates. Hoy en día con el surgimiento de la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner y la inteligencia emocional de Daniel Goleman se intenta ampliar el concepto que tenemos de la inteligencia, que como ya se mencionó antes se consideraba prácticamente única.  Hasta entonces e incluso aún muchas personas pensarán que “inteligencia solo hay una” pero lo cierto es que toda esta grandiosa estructura que compone el pensar está compuesta por muchos factores, eso lo podemos deducir si juntamos las dos teorías que han tomado gran auge en la psicología las últimas décadas.


Tanto los seres humanos como la gran mayoría de las especies animales poseemos la capacidad innata de aprender, el desarrollo de nuestras capacidades a través del aprendizaje, la abstracción y la experiencia es lo que conlleva a nuestra inteligencia, todos desarrollamos múltiples inteligencias a lo largo de nuestras vidas y el hecho de que no exista una proporcionalidad entre ellas es lo que nosotros percibimos como estupidez, ignorancia, retraso mental etc. Todos los descalificativos que imaginemos para ofender a una persona o burlarnos de ella.


Aunque ya se hayan definido modelos y existan algunos parámetros para medir la estupidez, (incluso para predecirla) podemos decir que la estupidez es la consecuencia de no tener la inteligencia necesaria para resolver cierto problemas o desenvolvernos en determinadas circunstancias. Aunque estos estudios como el del psicólogo Klaus Fiedler acerca de la “miopía metacognitiva” son bastante interesantes y bien fundamentados sería bueno como un ejercicio de respeto y comprensión recordar que todos los calificativos que derivan de la estupidez no hacen más que crear sesgos en nuestras relaciones, y como en esta caso estamos tratando de comprender el inmenso poder que tienen las palabras, la gran fortaleza que supone nuestro lenguaje, existe una noble intención de explicar porque no existe gente bruta, tonta, idiota, estúpida, bestia etc. Todos hemos desarrollado alguna de nuestras tantas inteligencia de una manera superior, todos tenemos la capacidad de desarrollarlas y en muchos casos ni siquiera sabemos que esto es una realidad, desconocemos nuestras capacidades, nuestros talentos simplemente porque no estamos por encima de un estándar cualitativo o por que no tengamos un P.D.H, así mismo incluso las personas más inteligentes nunca están exentas a cometer errores, a pasar de ser genios a “estúpidos” de momento. Esto se debe a la extraordinaria complejidad de nuestro cerebro humano y sus caídas estructurales. No porque nuestro cerebro posea más de un cuatrillón de conexiones sinápticas  esto signifique que sea perfecto.


Es fácil comprender el poema de Jesús Lizano, las personas curvas de las que el habla se refiere a la liberta del ser humano, la que tanto anhelamos alcanzar, solo si aprendemos a valorar el poder de nuestras palabras y la nobleza de nuestras acciones podremos acercarnos a esta percepción de la existencia.

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