viernes, 31 de agosto de 2018

SOMOS DUEÑOS DE LA FICCIÓN Y LA FICCIÓN ES DUEÑA DE NOSOTROS



“Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”. Esta frase extraída del cuento del escritor argentino Luis Borges, “El Inmortal” no podría explicar de mejor forma cómo se constituye nuestra sociedad en el mundo moderno, un mundo que para sostenerse en sus cimientos necesita ser “cautivo y controlado”. Aunque la trama del relato perteneciente al libro “El Aleph” se enfoca a lo existencial, Borges no deja de contemplar dentro de esta cita que la realidad solo discurre dentro de nuestras mentes, esto es indudablemente lo que hace posible una sociedad de realidades alternadas como la nuestra, la sociedad de la ficción.



La ficción domina nuestra cultura, es el eje de lo artístico, la mímesis de lo cotidiano y también lo ontológico, está en los libros, la televisión, la radio, en el cine, en nuestras propias habladurías, pero no es algo exclusivo de la imaginería humana, la ficción  es también la herramienta que ayuda a sostener nuestra sociedad, manteniendo cautivo el pensamiento a través de una constante y manipulada disociación del sujeto, que lo aleja de la realidad o que lo impulsa a sostenerse en ello. Mostrar una realidad alternativa, difícil de alcanzar y como un ideal impositivo hace parte del proceso de “despersonalización social”, es así como la ficción sustenta los tres grandes pilares de un estado: política, economía y cultura, sin esa ficción el poder no sería funcional, la mente de los hombres no podría seducirse, ni distraerse, ni alienarse.

FICCIÓN CULTURAL (Culturae Ficta)


La catarsis o purificación es un término usado por el filósofo Aristóteles en su estudio “Sobre la poética” el cuál da origen al impacto de la ficción en la mente humana. Este análisis estético de la tragedia, muestra la catarsis como la cualidad que tiene la misma para infundir al espectador una sensación de “purificación”, es decir, hacer que las personas experimenten los castigos y las adversidades a través de personajes y acontecimientos ficticios o recreados. A medida que el teatro griego avanzaba dentro de estos conceptos, a la par de la evolución de la democracia, la tragedia se utilizó por estadistas y tiranos como una forma de educar a los habitantes de la naciente Polis en varios aspectos éticos, políticos y religiosos dado su cualidad “catártica” que resulta ser una forma poderosa de generar emociones y como tal pensamientos.
Con el nacimiento del teatro cómico de Aristófanes, tales representaciones basadas en las celebraciones ritualistas (fiestas Dionisias y Leneas etc.) estas se convirtieron en una forma de entretenimiento a las que el público griego acudía en masa.
A través de los años y con el nacimiento de nuevos géneros literarios, la ficción se fue emancipando y convirtiéndose a su vez en una herramienta con varias finalidades entre ellas la política.



Al avanzar la tecnología en los últimos dos siglos y con el surgimiento del “consumismo capitalista” la ficción tiene su más grande impacto cultural en la sociedad convirtiéndola en fenómeno universal.
Esta ficción ya no solo representa la educación y el entretenimiento, se convierte en una herramienta del poder por su capacidad integral de cautivar la mente humana. Los avances en el conocimiento de la psique en las ramas de la neurología, la psiquiatría y la psicología han hecho posible que la ficción no solamente emplee la “catarsis”, como una manera de aleccionar nuestro comportamiento, sino que conforma la capacidad de crear efectos contrarios.
Si bien la catarsis tiene la capacidad de “instruirnos” acerca de nuestros propios defectos y debilidades, dentro de la ficción también es posible producir el enrarecimiento de las virtudes, que bien sería el efecto de potenciar deseos inconscientes.
Dentro de la “ingeniería del consentimiento” Edward Bernays (Austria 1891-1995) padre de las relaciones públicas lograría sentar las bases para producir dicho efecto, enlazando los deseos inconscientes y emociones con los productos (La génesis del consumismo) De esta manera es como la ficción comienza a encajar dentro del pilar cultural de occidente, porque sin la mediación de la “ingeniería del consentimiento” (Que tenía sus antecedentes en la llamada “propaganda”) la “cultura del consumo” no sería aceptada.


Un conjunto de ideas y propaganda invisibles que son capaces de controlar la mente por su capacidad de distraer, seducir y alienarse, se van asociando mediante la sutil maquinación de la ingeniería, para ir encajando poco a poco dentro de la cultura, convirtiéndose en parte de ella a la vez que la trastorna. Ciertos productos han logrado penetrar la cultura que ya inconscientemente son aceptados como elementos de la misma, o se han convertido en símbolos que representan la llamada “cultura occidental”, en esto consiste la despersonalización cultural del eje humano, en que la ingeniería social a través de la ficción, ha logrado su penetración dentro de la psique humana estableciendo esta vasta iconografía social. De ahí que muchos autores se cuestionen acerca de lo que es la cultura y si realmente podemos hablar de una identidad cuando esta no ha sido más que el resultado de una colonización.
El envilecimiento de las virtudes, lejos del objeto de la clásica catarsis desencadena en una destrucción progresiva de los valores y la disociación del sujeto, el entretenimiento sin virtudes, sin cultura, sin identidad nos aboca hacia la satisfacción de los deseos y la liberación de las emociones omitiendo el fuero interno.


Pero ¿Qué hay de los medios? ¿Qué podemos pensar acerca de las formas como nos transmiten esta ficción? ¿Cuál es su mensaje? El medio cultural por excelencia es el audiovisual, a través de sus diversos canales como lo son la televisión, el cine, la internet han logrado establecer un sistema exógeno de plena aceptación reemplazando la cultura y el concepto de soberanía, esto dentro de las naciones democráticas mientras que en los estados donde predomina el comunismo, el mismo sistema gira en torno a la institución del estado, sus líderes e ideología. En la cultura de occidente, liberal por excelencia básicamente es lo mismo, en esta no prima una ideología sino un malversado concepto sobre la libertad y democracia, los líderes son reemplazados por personajes de ficción con tintes heroicos (Implantados ahí para defender los ideales “libertarios”) y un estado sostenido por el supuesto bienestar del capitalismo. Contrariamente, en Corea del Norte, de régimen comunista, la ficción gira en torno a personajes comunes que representan las virtudes del trabajo y la devoción hacia los líderes del régimen y sus instituciones, a diferencia de la ficción cultural de occidente hay una exaltación del patriotismo y la soberanía (so pena de que las libertades individuales son vulneradas) En nuestros países es muy distinto. Haciendo énfasis en la libertad, las fronteras están abiertas a los libres mercados anulando el concepto de soberanía, y el patriotismo se reduce a discursos que difaman y tergiversan los ideales socialistas del capital e incluso del nacionalismo, que es aún más nocivo para el propio libertarismo. 
Cabe también nombrar que esta Culturae Ficta no sería posible sin el inmenso aporte de las personas que, a través de sus iglesias y la manipulación de las creencias humanas por siglos, han edificado un receptáculo para contener parte del pensamiento humano que aún en estos tiempos insiste en creer en la benevolencia de un dios y su plan de salvar al mundo, mundo que desde milenios atrás aún se consume en las llamas del dolor y la destrucción. No obstante, construir esta gran ficción a la que llamamos “religión” (Del latín re-ligare “ligar, atar con fuerza”) ha sido una tarea milenaria, ligada íntimamente a la filosofía y la evolución el pensamiento humano y no por nada resulta ser un componente esencial de todas las culturas humanas, lo que significa que acabar con las religiones sería también cortar un hilo tan importante dentro  del entretejido humano. No es del todo mal que unos de los tantos caminos para alcanzar la moral y la paz interior sea el que nos ofrece promisoriamente la religión, pero lo que sí está mal es que seamos manipulados a través de ella y que por medio de todo, nos impida cuestionarnos tantas cosas que no es posible bajo las pasividad mental, la misma que genera el fanatismo y las fáciles respuestas a la vida dentro de algunas religiones. Existen varios estudios como el del libro “Babel und Bibel” del asiriólogo  alemán Friedrich Delizstch que demuestra brillantemente como las religiones han sido producto de la ficción que generan nuestras mentes.
Desligarnos de nuestras creencias obedece más a nuestra propia incertidumbre y voluntad, que cualquier otra cosa impuesta dentro de la sinergia de nuestra sociedad. Es un ejercicio de fuero, no de convicciones.


FICCIÓN POLÍTICA (Política Ficta)



La ficción comienza a levantarse en rededor del pilar político, dando origen a los denominados espectros ideológicos, que son los sustentadores de las tesis subjetivas de la concepción de estado que hay en cada uno de sus ciudadanos. La palabra espectro viene del latín spectrum que significa imagen. Una imagen es una representación mental de una realidad, se usa en la ciencia para referirse a los diversos haces en los que se dispersa la luz blanca. En base a esto el espectro político viene a descomponerse de una sola luz, esta luz representa el pensamiento político e ideológico, la identidad cultural y el concepto de soberanía de cada persona, la ficción política es el prisma que se encarga de descomponerlos en distintos haces que representan ideologías o partidos políticos. Dicho espectro no es más que la desintegración del pensamiento individual y hace parte de la “ingeniería del consentimiento” puesto que la política hoy en día se vale de las mismas herramientas conceptuales de las relaciones públicas (Aunque en muchos casos haciendo uso de la fuerza como en el “autoritarismo”.)



La importancia de mantener el espectro es esencial para lograr una identidad fragmentada y sumisa, un pensamiento parcializado, idóneo para la divergencia ideológica, el abstencionismo y la apatía política (Conocido como pensamiento apolítico.)
Mantener esta ficción favorece al control de las personas ya que al tener una “ideología preestablecida” pueden clasificarse, cuantificarse e incluso cualificarse estadísticamente. Una ideología, un partido, un movimiento social, una doctrina ciertamente no son garantía de la libertad del pensamiento humano y su fuero interno, son en muchos casos, una herramienta de medición de fuerzas y corrientes, de balance en el poder, de aceptación o resistencia, en pocas palabras el espectro político ayuda a la vigilancia dentro del estado.
La Guerra fría fue el parangón del establecimiento de una nueva ficción doctrinaria, que tendría sus antecedentes en el seno de la misma Revolución Francesa. Las nuevas batallas ya no se sustentarían en las conquistas por sangre, sino, se librarían dentro del pensamiento convergente, aunque sin desdeñar su fiel tinta, el miedo ahora se convertía en el “medio”.
La Terreur o el “terror” uno de los periodos más críticos de la Revolución francesa, se caracterizó por la utilización del concepto “Terrorismo de estado”. Esto fue el caldo de cultivo de cientos de revoluciones que se sucedieron durante los siglos venideros. En la Guerra Fría el terror se polarizó y fue así como el consumismo (y su inmediata amenaza el “comunismo”) se metió en la psique de una nueva generación. Ahora el fuero interno dictaminaba que el capitalismo endilgaría el camino hacia la libertad, procurando el bienestar, mientras que el socialismo -la izquierda- solo lo representaría la opresión. Por décadas el espectro primordial de la política (La “democracia”) ha mantenido la sumisión del poder, alimentando mediante la ficción política, esta polaridad plena de experiencias sociales, la brecha entre identidad e identificación (Que en este caso representa la aceptación de una cultura de consumo y entretenimiento) han procurado la divergencia del pensamiento humano, tornándolo individualista y divergente a lo largo de los dos últimos siglos.


FICCIÓN ECONÓMICA (Economic Ficta)



El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo una vez, “Estamos en plena cultura del envase (…) La cultura del envase desprecia los contenidos”. Dentro de occidente, la sociedad “feel good”, la de la “pet rock” y la “obsolescencia programada” hay un círculo que nos produce un afán irrefrenable por buscar esos “contenidos”, que al darnos cuenta en realidad no son más que vacíos, (como los agujeros del queso que lo ayuda a verse más grande y más delicioso), de esta forma terminamos engañados por la “democracia económica”, los objetivos humanos tienden a girar en torno al poder adquisitivo y desde allí se desprende todo un sinfín de metáforas acerca de la vida práctica donde la existencia queda relegada.
Comenzamos hablando de la llamada teoría económica, una “ciencia exacta”, para entender el nivel al que llega la economic ficta a nuestras vidas. El dinero es un título valor, se le llama “fiduciario”, palabra que viene del latín fides que significa confianza o fe, así pues es un título impreso basado en la confianza que nos da su emisor y que ya casi no está representado por bienes tangibles como lo fue por muchos años cuando se respaldaba con oro u otros metales preciosos. Países con economías emergentes como Rusia y China compraron toneladas de oro para mantener el patrón oro aniquilado en EU mediante el “Nixon Shock”, cuando había más dinero circulando del que pudiera sostenerse en sus reservas. Esto nos demostró que la economía mundial estaba cambiando y a un nivel casi discreto, que dicha economía estaba cayendo de a poco en las garras de los banqueros (Los mismos que se encargarían de emitir esa “confianza”.) Estas personas dueñas de las más grandes fortunas del “dinero viejo” son quienes han fundado una nueva sociedad basada en “ficciones económicas”, el mismo término que los economistas utilizan para peyorar las políticas populistas.



La palabra ficción y fingir podría compartir la misma raíz con la palabra fides (Confianza) que es dheigh cuyo significado es “formar o modelar”. Así pues podríamos deducir que el objetivo de la ficción y las llamadas “fiducias” tiene como objeto modelar un pensamiento, (¡Y lo mismo pasa con la fe en la religión!) pues justamente el termino fiduciario, tiene una gran preponderancia en la teoría económica, que es también una ficción establecida por muchas de sus fórmulas de ciencia exacta que por muchas razones (De carácter cultural y social) no lo es. La fiducia se deposita en los agentes que intervienen en la economía, la misma es sostenida por un voto de confianza pero muchas veces ignoramos lo que se esconde detrás de los complejos movimientos financieros. Para crear esta ficción solo basta con recurrir a la matemática, a los términos complejos, cualquier cosa que nos parezca “ciencia”, la economía no se hizo para que todos la comprendiesen, es por eso que como tantas otras ciencias no tenemos más que terminar por darle la razón a los economistas y de ahí que vivamos dentro de una economic ficta, porque al final serán los teóricos los que terminarán por dictaminar que es bueno y que es malo, qué le conviene a la nación y qué no, cuál debe ser su política económica, qué fórmulas deben utilizar. Otra razón no menos importante la dan los mismos economistas (No precisamente los tradicionales) cuando ellos mismos sugieren a los gobiernos que la economía sea una asignatura dentro de la educación, mas sin embargo esto sigue siendo tinta en el papel.
La economía no se rige por leyes ecuménicas, responden al momento de cada comunidad o nación y sus fórmulas no van a funcionar ídem en todos los casos, no obstante, la maquinaria de la economíc ficta pretende demostrar lo contrario, que sus teorías independientemente de ser o no acertadas siempre va a ir al rescate de las economías, porque eso hace parte de lo que llamamos establishment.


Cabe mencionar que dentro de esta economía manejada a través de la “cooperación internacional” y sus diversas instituciones, se encuentran también el control sobre la salud y diversas ficciones  dentro de su campo, montajes hechos para engañar a la gente en torno a lo que respectan diversas enfermedades y dolencias. Le debemos mucho a los avances médicos de los últimos dos siglos, pero también, debemos comprender que la salud se ha convertido en un negocio muy rentable, comenzando que no es un secreto el gran patrocinio que tienen las farmacéuticas a la comunidad médica en general. Dicha “ficción” funciona de la misma forma que las anteriores, donde nuevamente las instituciones juegan un papel fundamental, entre ellas podemos contar con las más prestigiosas universidades del mundo, personas de ciencia que sabemos hacen parte de un stablishment. Para nadie es secreto que la medicina tradicional se ha enfocado en el tratamiento químico que es en muchos casos paliativo. Aquellos médicos que se han encargado de estudiar la medicina saltándose dicho enfoque, encuentran que la salud humana se correlaciona más con la mente que con factores ambientales, aunque no del todo sea así. No obstante también nos encontramos con una gran ficción sobre la alimentación humana. A diario las grandes empresas alimentarias encubren lo que hay detrás de sus métodos de conservación y mejoramiento en sus productos, donde nuevamente el papel de los químicos (Muchos de ellos nocivos para la salud humana y el medio ambiente,) son fundamentales para reducir sus costos, al paso que degeneran la salud de las personas. Un ejemplo es el de los transgénicos prohibidos en muchos países del primer mundo, pero en los más pobres, insisten en decirle a la gente que el uso de pesticidas en mucho más nocivo y por ende los transgénicos son mejor  (Aun cuando se pueden recurrir a técnicas tradicionales para eliminar las plagas sin necesidad de usar químicos,) pero dada la competencia que tienen los agricultores locales frente a la importación de productos del llamado “dumping”, a ellos no les queda más remedio que usar pesticidas o más fácil renunciar a sus semillas y comprárselas a Montsanto, Syngenta, Dupont o Bayer, grandes multinacionales de estos productos.



Para terminar deberíamos usar el sabio ejercicio de la imaginación y cuestionarnos ¿Qué sería de este mundo sin estas grandes ficciones? ¿Cómo serían nuestras vidas si los ideales no estuvieran centrados en los que nos han impuesto las grandes corporaciones? ¿Cuál es la verdadera libertad? ¿La del capitalismo o la de la razón? ¿Qué pasaría en el mundo si todas estas ficciones se van al suelo? ¿Estaríamos dispuesto a abrir los ojos y cambiar el rumbo de nuestras existencias? ¿Cuál es entonces el mundo ideal y cómo podemos construirlo sin recurrir a las mentiras?
Con esto volvemos al comienzo citando nuevamente a Borges, ¿Acaso el aceptar lo que nos han impuesto la sociedad todo este tiempo es evidencia de que nuestro mundo no es más que una gran ficción?

sábado, 1 de julio de 2017

EL PODER DE LAS PALABRAS: ¿CREER O CONFIAR?

Desde los albores de la humanidad cuando el hombre comienza a hacerse consciente de sus emociones, creer se convierte en una herramienta indispensable para darle un rumbo al pensamiento trazando subjetivamente el camino hacia el florecimiento objetivo de la cultura, es así como nacen las creencias constituyendo la base fundamental para la formación de ideas y conceptos que más tarde van a socializarse conforme crecen dichas culturas. El matemático y filósofo inglés Frank Plumpton Ramsey (1903-1930) en libros como “Verdades y proposiciones” relaciona las creencias con la realidad como “mapas” para guiar al ser humano en busca de satisfacer sus necesidades, enfatizando que “las creencias no son un modo de ver las cosas sino una manera de orientarnos en la vida”, asimismo demuestra que las creencias de una persona son mesurables mediante el cálculo y las probabilidades.




A pesar de que las creencias sientan las bases de las ideas y conceptos es bueno enfatizar los estudios de Ramsey cuando se cuestiona si resulta positivo aún después de miles de años seguir “creyendo”.
A pesar de su importante papel en el desarrollo del pensamiento humano a lo largo de su historia, las creencias hoy en día son prescindibles pues siguen constituyendo la capa de las verdades existenciales edificadas bajo un débil sustento basado en las experiencias emocionales y mediante su más grande motor, la “fe”. Las creencias siguen maniatando el pensamiento humano a los atavismos de la mente lo que causa una regresión pasiva de la cultura cuyos avances en el conocimiento y la ciencia van a la par de un pensamiento retrógrado,  asentado en un compendio de creencias que van desde de lo político hasta lo espiritual, incluso en campos donde la lógica debería primar como lo es en el científico.



En mi artículo, “La religión del futuro” hago un claro análisis de como la ciencia oficialista degenera en creencia convirtiéndose en algo poco fiable y advirtiendo el peligro de la llamada corriente transhumanista de trasnformar el conocimiento y la práctica científica en una “religión”.
La palabra creer viene del latín “credere” con la misma significación y esta a su vez viene de las raíces indoeuropeas “KERD” (Corazón) y “DHE” (Poner) (Poner o colocar el corazón) lo que nos dice que una creencia no es más que algo “Colocado en el corazón”, las emociones para ser más exactos tal como lo afirmaba Ramsey, son un mapa para orientarnos en busca de complacer nuestras emociones.



Cuando decimos que “creemos” en algo estamos colocando la idea o el concepto dentro de la experiencia subjetiva, es decir en el interior de la vivencia emocional, esta idea permanece dentro de nuestro pensamiento y al socializarse se transforma en una “premisa lógica” para finalmente establecerse como una verdad o realidad. Es creer entonces sentar una “realidad”  sin ningún fundamento más que la vivencia personal y la empatía que esta puede generar en base a los condicionamientos sociales (Cultura y conocimiento). Siendo una “verdad” a priori de lo que es la realidad y basada únicamente en la experiencia subjetiva, cuando una mentalidad creyente se interpone a una mentalidad pensante puede vivir engañada todo el tiempo. Además las creencias fijas destrozan la mente activa, su “arborescencia” ya que el pensamiento no se sometería a un juicio lógico si se interponen premisas, que dentro de una creencia fuerte como la religiosa, se han transformado en  “principios”.



La fe que viene del latín “fides” (Lealtad) y a su vez está vendría de la raíz indoeuropea “bheidh” (Asesorar, persuadir) es la base de la mayoría de creencias religiosas en el mundo. Teniendo en cuenta la etimología de la palabra fe, observamos que la fe más que una “virtud” relacionada a menudo con el deseo y la voluntad de hacer realidad una idea, es una condición, un principio impuesto por quienes argumentan que la fe representa la virtud. Las iglesias se han encargado de mostrarnos la fe y la creencia como virtudes, la ciencia simplemente ha tenido que “oficializarse” para hacer crédula a la gente y en el caso de la ideología, los activistas y políticos nos muestran el verdadero panorama de esa “lealtad” mediante la persuasión y el asesoramiento, prácticamente debemos “creerles” a ellos por ser portadores de la “verdad”.




Es por eso que creer debería trascender a una palabra mejor, CONFIAR. La palabra confianza está compuesta de la raíz indoeuropea “kom”- (Junto, cerca de), “fides” (Lealtad), -“nt” (Agente que hace la acción) y el sufijo –“ia” (Cualidad), en este caso el agente sería nuestro razonamiento y su cualidad de discernir entre un concepto u otro, es quien decidiría si ser leal o no a una persona, un concepto, religión etc. 




Para entender mejor este concepto etimológico tomemos a la persona que dice “creer en dios” como ejemplo, este creyente está diciendo que “le es leal a él” independientemente de si existe o no, es decir bajo una presunción o también se puede interpretar a un creyente como “una persona que es leal a los que otros han dicho sobre la existencia de ese dios” o mejor “Que ha sido persuadida por alguien para serle fiel a esa entidad”.




Ahora vamos con la palabra confiar que es el verbo de confianza, se le preguntaría a un creyente “¿Confía usted en dios?” En vez de “¿Cree usted en dios?” Inmediatamente nos damos cuenta el curso que toma la frase gracias al cambio de esta palabra, esto se debe a que se ha convertido en  una cuestión más directa, no obstante lo correcto sería preguntar “¿Confía usted en la existencia de dios?”, el creyente en cuestión inmediatamente dudará porque el agente que yace dentro de la palabra confianza le invita a dudar, a no “creer ciegamente” por lo que la cultura le ha impuesto o el corazón le ha determinado creer en base sus emociones. Si la persona contesta que si tendrá que justificar cómo es que confía en algo que no ve, de lo que solo ha aprendido por medio de los libros o el dialogo con otras personas. Entonces podría contestar “Yo confío en la existencia de un dios porque las cosas no pudieron generarse por simple evolución de la materia, debe haber un creador que las ha puesto allí” inmediatamente esa persona comienza a utilizar al agente,  - que es el razonamiento - , para valerse de nuevas premisas lógicas. Esta es la gran diferencia entre creer y confiar.  Cuando “crees” lo haces ciegamente, porque basándonos en la etimología y la razón, eres “leal” porque has sido “persuadido”. Cuando “confías” eres leal pero solo porque el razonamiento te ha llevado a eso. La confianza nos invita a dudar porque es el depósito que damos y está condicionado no por agentes exteriores sino por nuestro propio razonamiento, nadie entregaría algo tan valioso -como lo es la confianza- sin antes pensárselo dos veces. 



Desde tiempos inmemoriales, grandes pensadores y profetas han recalcado la importancia de la fe y la creencia, aunque se le considere una virtud o el “motor” para realizar grandes cosas, creer no es más que la presunción de los efectos que genera la intuición sobre lo conocido, lo que quiere decir que mediante la intuición realizamos una presunción de algo que está por suceder, que apenas subyace dentro de una idea o lo que simplemente desconocemos pero damos por sentado de que existe, para ello nos valemos del material de conocimiento del cual disponemos. Dentro del "creer" es importante el papel que juega la motivación y la voluntad que hacen parte del material cognoscitivo, de lo que disponemos y conocemos para hacer posible aquello que nos da la intuición. En pocas palabras una creencia no es más que un proceso mental, un acto imaginativo  donde la motivación y la voluntad haciendo uso de la intuición nos hace prever una realidad que más tarde se manifestará concretamente. En base a esto podemos darnos cuenta que muchas creencias al no tener un sustento nos hacen que terminemos engañándonos, al tergiversar la realidad y no someternos a un verdadero juicio, para el final sumergirnos dentro de la pasividad mental, lo que comúnmente se conoce como  “mente cerrada”.

miércoles, 17 de mayo de 2017

EL PODER DE LAS PALABRAS: DEMOCRACIA NO ES EL “GOBIERNO DE TODOS”




Pese a que incluso desde sus comienzos en la antigua Grecia por el año 500 A.C  algunos filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles consideraron a la democracia como un “gobierno no deseable” este sistema se mantiene como el "ideal" en un mundo donde la desigualdad y la injusticia social siguen siendo el común denominador.  
A diario vemos a gobernantes como Barach Obama, George w. Bush y estadistas como Henry Kissinger defender este pseudo principio social como un fin totalmente justificable, dentro de una retórica que nos hace pensar que la democracia es inherentemente lo justo, por lo que toda nación debe luchar y preservar. No obstante cuando analizamos la etimología de la palabra DEMOCRACIA (Tal como no lo enseñan en la escuela) Demos= Pueblo y Kratos= poder  (El poder del pueblo) nos damos cuenta que realmente esta forma de gobierno le pertenece a unos pocos. La palabra DEMOS que es considerada un neologismo tiene sus orígenes en la tradición griega con la creación de los proto estados helénicos.

Tucícides y Plutarco dos grandes historiadores griegos narran cómo el héroe Teseo reunió a varias polis griegas para conformar el Ática cuyo centro era la ciudad de Atenas. Para ello dividió la sociedad en tres grandes grupos: Los eupátridas (La nobleza y la aristocracia), los geómoros (La aristocracia rural y los campesinos) y los demiurgos, término que significa maestro de un arte o artesano. Al unir estos términos demiurgois y geomorois nace el concepto DEMOS que significa pueblo.  Según los estudiosos, los DEMOIS eran realmente un grupo reducido que tomaba las riendas del poder, algo muy parecido a lo que sucede en la actualidad con la masonería ya que sus miembros se consideran a sí mismos obreros, albañiles o artesanos.
No obstante esta palabra tiene un contexto más simbólico cuando el filósofo Platón utiliza el término Demiurgo como el organizador de la materia en caos por medio de la perfección de la ideas,  después los gnósticos identificarían la idea de la materia imperfecta platónica como maldad, el Demiurgo es entonces el ser que crea el mundo material, considerado maligno, para aprisionar el espíritu puro de los hombres y distanciarlo de Dios.





Más adelante el Demiurgo es considerado por filósofos como Friederich Hegel como el proceso de pensar, algo muy similar sucedió con autores como Giosué Carducci al crear la metáfora de Lucifer o Satán como principio simbólico de la razón humana. Es así como la palabra democracia podría contener un contexto oscuro y totalmente engañoso, hecho factible si consideramos que los grandes gobernantes de la tierra, -  que según se dice pertenece a diversas sociedades secretas -  utilizan su DEMOCRACIA (Poder del Demiurgo) como fin para justificar las guerras.


jueves, 1 de diciembre de 2016

EL PODER DE LAS PALABRAS: LA SOCIEDAD NO NECESITA COMUNICACIÓN, NECESITA COMUNIÓN

Aunque la palabra comunión se asocia inmediatamente a un sacramento religioso, el rescate de la misma implica que la comunicación no es suficiente cuando sabemos que los intereses personales desoyen y tergiversan creando una brecha en algo tan importante para la humanidad como lo es comunicarse. 



La comunión es la acción de juntar, de unirse, de empatizar con el otro y generar afecto y comprensión de forma desinteresada. La comunicación es algo muy importante pero es una palabra carente de profundidad y significación y ya de por sí, se cuenta con ella para resolver cualquier asunto, algo que no es suficiente porque la comunicación se sujeta a muchas “interferencias” y está sustentada en la información y el medio. La “comunión” resuelve esta problemática, una cosa es decir “Voy a comunicarme contigo” y otra muy distinta sería decir “Voy a hacer comunión contigo”, algo que de plano podría desconcertar al interlocutor, pero esos pequeños cambios nos demuestran lo grande que es el poder de las palabras y su virtud de cambiarlo todo.



En vez de comunión, -infalible efecto una buena comunicación-, utilizamos referentes como “Enlazar”, “Estrechar los lazos”, o “Lazos afectivos” refiriéndonos a la empatía que nos genera comunicarnos con otros, sin darnos cuenta que la palabra “lazo” (Del indoeuropeo –lek- o “trampa”) se refiere al objeto que se usa para atrapar, atar o someter, y nada tiene que ver con generar dicha empatía. También solemos utilizar la palabra “vínculo”, asociada a “vinculación” que hoy en día es casi sinónimo de “cooptación”, en frases como “Las naciones deben fortalecer sus vínculos” cuando sabemos que “vincular” viene del latín “vinculare” significando “Atar a otra cosa” o “Atar por medio de un instrumento”. Como podemos observar las palabras que representan nuestra comunión con los demás se refieren intrínsecamente a una “atadura” cosa que no es razonable para un buen efecto de la comunicación humana. 



La comunicación no debe surtir ataduras ni mucho menos “trampas”, la comunicación debe ser libre y honesta, debe generar comunión entre quienes la comparten y orientarse hacia un beneficio común sin convertirse en un obstáculo para la comunión de otras personas. A su vez, la comunión siendo más fuerte que los llamados “lazos” y más libre que la “vinculación” misma, nos debe unir en un justo propósito pero mucho más que eso, la comunión debe hacer que nosotros recuperemos el verdadero sentido de la vida, aquel que hace florecer el afecto y nos hace sentir felices.



Y es así que como hemos estado “haciendo comunión” entre el escritor y usted el lector oyente, tratando de juntar nuestras ideas y empatizarlas sin someternos exclusivamente a compartir un comunicado, es acá donde nos damos cuenta que tanto el poder de las palabras y la revelación de las ideas logran realizar esta comunión tan necesaria hoy en día y que desafortunadamente por la manipulación de la información y los medios, el control del conocimiento junto a la superficialidad del mundo entre otras cosas, nos han arrebatado.

domingo, 6 de noviembre de 2016

BREVE HISTORIA DE LOS ZOMBIES

Los zombis parecen trillados pero no dejan de sorprendernos porque están metidos en casi todos los ámbitos de nuestra sociedad y aunque parezcan una descarada "fabula" del post modernismo, sus orígenes están muy ligados a la conciencia y el pensamiento humano desde tiempos inmemoriales. Este libro que inicialmente se concibió como guión para un vídeo, terminó por escribirse como una investigación que ha sido posible documentar gracias a diversos artículos recopilados en internet. Desde los orígenes ligados al eterno deseo de inmortalidad hasta la literatura romántica y el nacimiento del cine, los zombies siempre han acompañado el imaginario de gran parte de las culturas de hoy y de ayer. Con mucho gusto les dejo el archivo en un link de 4shared, la contraseña es "leonkeller" sin las comillas. Que lo disfruten.


COMPROBANDO LA ESFERICIDAD DEL PENSAMIENTO



El pintor surrealista Francis Picabia una vez dijo: “Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección”. Picabia no podía hacer un mejor retrato de la mente humana, plena de plasticidad y libre albedrío a la hora de formular razonamientos, no obstante pese a esta notable cualidad el pensamiento humano siempre va a seguir el mismo guion, pues por más que su abstracción tome la dirección que quiera, son varios elementos los que le “obligan” a decantarse a través de una sola, Este viene a ser el principio de todo condicionamiento mental y moral.



La alienación de nuestra sociedad de consumismo es apenas una muestra de la dirección a la que se somete el pensamiento del hombre moderno. La contracultura de los años sesenta en los Estados Unidos, movimientos que más adelante contagiarían a otros países, comenzaba a manifestarse en contra de la alienación mediática conforme la industria se hacía más poderosa e influyente. Pero incluso cuando tenemos un amplio conocimiento sobre los diversos tipos de alienación, estudios que vienen desde Rousseau y Marx en lo político y económico, pasando por Piera Alaugnier, Freud y Hung que tratan sobre la perdida de la identidad humana en lo psicológico, hasta lo filosófico como Focault y Herbert Marcuse en el plano social post modernista, la alienación está allí frente a nuestras narices pasando inadvertidamente como tantas cosas que desde tiempos inmemoriales “sabemos” pero ignoramos. Esta es una de las evidencias que demuestran la esfericidad de la mente humana, no como lo plantea Picabia sino desde el hecho irrefutable en el que los pensamientos se someten al círculo vicioso de las pulsiones y los sentimientos, algo que está controlado desde lo más profundo de nuestras mentes. Pero esto solo es la punta del iceberg, la estructura del sistema socioeconómico actual está diseñado para procurar la efectividad de dicha alienación, solo basta con dar a medias todo lo que el ser humano necesita de una manera integral, en primer lugar creando necesidades que no existen y supliendo las verdaderas de forma mediocre, de esta manera un sistema incompleto no puede hacer otra cosa que formar a un ser “humano incompleto”, vacío, que es arrojado en busca de cosas superficiales para poder llenar aquel faltante.



La base de cualquier alienación no está en solo el mensaje que circula a través del medio, necesita de sus argumentos, su propia estructura para poder edificarse y sostenerse. Cuando hablamos de ingeniería más que de “ingenio” se trata de construir algo funcional y que no vaya a colapsar, pero al parecer la ingeniería social hace todo lo contrario, o por lo menos lo "inversamente contrario", por medio de la edificación de un modelo tecnocrático establecido dentro del orden socio-político y económico de cada país es posible manipular la psique humana para el beneficio de quienes gobiernan esta inmensa maquinaria, pero a través de arbitrariedades contraproducentes.



Para entender el funcionamiento de nuestra sociedad, considere el lector un lago lleno de agua, cuando se arroja una piedra sobre esta se crea un onda perfecta que va expandiéndose a lo largo de su superficie de manera uniforme y limpia. Ahora imagine que dentro del lago se colocan varios troncos de madera en lugares específicos, después de arrojar la piedra notara que esa onda se descompone al chocar con los troncos en varias ondas grandes o pequeñas yendo en la misma dirección hasta desintegrarse por completo. Esto es lo que hace la ingeniería social política, encargarse de colocar los troncos para producir determinados sucesos dentro de la sociedad, este control está basado en el fenómeno conocido como sinergia y si comparamos la realidad política y su disimulada influencia sobre la humanidad, nos damos cuenta que en vez de troncos, a la onda expansiva que bien puede representar a movimientos como el flujo del capital, la revolución social, la educación etc., “los  ingenieros sociales” han colocado obstáculos suficientes para producir la sinergia social que ellos deseen, la alteración de esa onda. Estos obstáculos se crean con el fin de obstruir el avance social y como tal la realización del individuo con una previa manipulación del orden, en pocas palabras la “democracia” organiza al estado en favor del pueblo pero la ingeniería social a través de la injerencia y la burocracia se encargan de desestabilizarlo en pro de  sus propósitos.  En la teoría de Engels y Marx se ve a la burocracia misma como el “escollo” mientras que Max Weber es más positivo al ubicar la burocracia dentro de un modelo racional que es afectado solo por la inmoralidad de quienes la manejan.



Pero ¿cuál es la base de estos ingenieros para alienar y someter al ser humano?, pues la esfericidad del pensamiento, que no es otra cosa que la eterna convergencia del lacónico razonar de la mente humana atado al sistema alienante y sobrecargado que nos domina desde tiempos atrás.  Y aunque en principio podríamos culpar a la susceptibilidad de la mente humana deberíamos considerar el hecho del control, la “Programación predictiva” como la llama el experto en sectarismo Allan Watt, o simplemente la alienación bajo el poder político y económico, al respecto vale citar a el sociólogo estadounidense Daniel Bell  que dice “Nuestra sociedad es una sociedad de alienación; no porque reduzca a la gente a la miseria o imponga coerciones policiacas, sino porque seduce, manipula e integra.".

 Allan Watt es un estudioso canadiense experto en sociedades secretas 


Daniel Bell (1919-2011) fue uno de los más notables sociólogos post modernistas

“Seducir, manipular e integrar” podemos acoplar este triángulo dentro del círculo de la esfericidad del pensamiento: mediante el poder del encanto que nos ofrece la sociedad desde sus fenómenos (Consumismo, religión, ideología etc.) se ejerce la alienación económica y tecnocrática (Como las ha postulado el sociólogo Alan Touraine), para finalmente cooptar al individuo e “integrarlo” dentro de una ideología política “desvinculada de todo movimiento social”.
La manipulación de la verdad o la episteme ya es tratada por el filósofo francés Michael Foucault como algo impuesto en determinada época que a su vez impide a la gente comprender las cosas por sí mismas. Los códices culturales que son generalizados y aceptados por la mayoría son el “establishment”; el mayor de los obstáculos que edifica la ingeniería social para trabajar dentro de los grandes pilares de epistemología como lo son la ciencia, la ética y la política.
Pero, ¿De dónde proviene la idea de la esfericidad del pensamiento? Últimamente se ha puesto en tela de juicio la veracidad del actual modelo planetario que se tiene de la Tierra colocando en duda su “esfericidad”. Los Earth Flatters o defensores del concepto terraplanista que pretende demostrar un modelo que se creía abolido del planeta Tierra, a su vez nos revelan cómo se ha mentido a la humanidad durante siglos utilizando la ciencia. El investigador y diseñador argentino Iru Landucci conceptualiza la esfericidad como un virus, una enfermedad que ha trastornado el conocimiento colectivo y el desarrollo posmodernista de la episteme, centrándose en la supuesta incongruencia del actual modelo esférico de los planetas que aún es sostenido por la comunidad científica y que a su vez avalaría muchas más mentiras como el programa espacial de agencias de alto nivel presupuestario como la NASA.

En su canal "NUR PARA TODOS" el diseñador y autodidacta argentino Iru Landucci habla de las inconsistencias del actual modelo astronómico y otras mentiras de la comunidad científica 

El español investigador y autor Oliver Ibañez en su canal también trata de la conspiración sobre la supuesta esfericidad de la Tierra y el establecimiento del Nuevo orden Mundial



Pero incluso cuando aparece ante nuestros ojos una verdad tan reveladora, nuestra mente no tarda en converger dentro de su esfericidad para orientarse nuevamente hacia los caprichos que han caracterizado el eterno accionar de la mente condicionada. Cuando creemos tener la razón es cuando más deseamos imponer nuestras convicciones y cuánto más reveladora nos resulta una verdad mayores son los conflictos que se entrelazan entre defensores y opositores, es así como la episteme de la verdad se convierte en un “arma de doble filo” porque también, a la mente condicionada, la verdad (de la misma manera que lo está a la mentira y el engaño) la puede “seducir, manipular e integrar” en caso de que esta fuera divulgada bajo ese propósito, aunque no siempre sea así.



La esfericidad de la mente humana que es y siempre ha sido condicionada rara vez está cerca de realizar un auténtico juicio sin someterse antes a un “prejuicio”, también dista de hacer un justo razonamiento cuando lo que busca es “justificar” y casi siempre es incapaz de asimilar una realidad porque siempre se sienta en una “verdad a priori”, asimismo evita acercase a la verdad porque su “realidad” constantemente se encuentra maniatada a convicciones y limitada por un total o parcial desconocimiento de la misma.



Primero para liberar a la mente de su esfericidad y por consiguiente el circulo vicioso del pensamiento alienado debemos desalinearnos un poco de la crítica. El pensamiento crítico ya generalizado, de función inmediata y casi indefectible al confrontar cualquier idea se adentra en la esfericidad del pensamiento por su notable capacidad de “seducir e integrar”. La mente humana condicionada para enfocarse dentro de lo negativo es fácilmente cooptada dentro de la crítica peyorativa, que solo busca crear prejuicios y perjuicios a la vez. La necesidad de desatar a la mente, desligarla de la crítica no constructiva y mal fundamentada es la base de una mente activa (O “mente abierta” como erróneamente se le conoce). Pero no solo basta con darle un buen sentido a la crítica, tarea imposible de realizar si no se hace un uso responsable y adecuado del conocimiento.
A la mente esférica no le gustan el pensamiento divergente que hace parte de la estructura de la inteligencia y que se opone al pensamiento lógico definido como “Convergente o vertical”, es la base de un pensamiento abierto y no lineal que resulta ser el acondicionado por el sistema. Esta forma de pensamiento que actualmente se le conoce como “arborescente” usa la metáfora de un árbol que brota hacia múltiples direcciones, está enfocado en utilizar la creatividad y la imaginación para formular ideas. En conclusión un pensamiento lineal solo cabe dentro de la esfericidad de la mente tomando la única dirección y formando un círculo vicioso, mientras que el pensamiento arborescente diverge hacia todas las direcciones y evita que la mente caiga en la testaruda pasividad.



Por último para liberar la mente de su esfericidad es también necesario preguntarnos ¿Qué representa la cultura para nosotros como individuos y como nación?  Y si  esta cultura a través de sus códices no está maniatando la naturaleza prístina del pensamiento.
Esta sería la parte más objetiva de la apertura del pensamiento vicioso, producto de la alienación del establishment porque desligar a la sociedad de sus “códices dañinos” implica un cambio profundo y radical dentro de la educación que debe prescindir del “Sistema” como en tantas otras cosas establecidas.












El Factor Cero (Tx0)

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