martes, 25 de abril de 2023

LIBERACIÓN DE CAPITALES

 "He visto los cercados medio calcinados, los limites perdidos entre la pradera, y un acaparador mundano vigilando sus lindes con un agrimensor, mientras el cielo acontecía a su alrededor y él no veía a los ángeles ir y venir, sino que buscaba el viejo hoyo de un poste en medio del paraíso" HENRY DAVID TOREAU

Si el gran fracaso social y cultural del capitalismo se ha debido a la acumulación de capitales, - el principal argumento de la teoría marxista para contradecir la economía del libre mercado -, la liberación de los capitales debería ser la solución. Liberar capitales en tiempos de crisis podría ayudar a que la economía no colapse, evitar que todo quede en manos del estado ayudaría mucho al desarrollo de la sociedad. Las grandes crisis humanas siempre han generado exorbitantes fortunas a costa del sacrificio humano, los desastres causados por las guerras debido a su alto coste y el negocio de la especulación financiera, han procurado enormes ganancias a los financieros, como es el caso de Natham Mayer Rothschild, quien ganó una fortuna al generar incertidumbre en el mercado financiero durante la guerra de Napoleón contra los ingleses.

Existen pocas pero ejemplares historias a lo largo de los años que muestran, como una “liberación de capitales”, en el sentido en el que los grandes dueños, los mega-empresarios, terratenientes e incluso los más modestos comerciantes, comparten sus utilidades con sus empleados. En 1914, el empresario estadunidense de los automóviles Henry Ford, anunció que doblaría el salario de sus empleados además de que reduciría las horas laborales de 9 a 8 diarias. Recientemente tenemos el caso del fundador de la financiera Gravity Payment, Dan Price, quien se bajó su sueldo de un millón de dólares a $70.000 para repartirlo entre sus trabajadores y así ninguno de ellos ganará menos que él. Esto es una propuesta interesante que se ha planteado en empresas del famoso Silicón Valley que muchos ven como una especie de “comunismo”, que, por cierto, para nuestra sociedad actual es sinónimo de “amenaza”, siendo esto una tergiversación, una mala interpretación a lo que constituía la primitiva forma de relación entre la fuerza de trabajo y la distribución de la utilidad, producto de una narrativa que busca ante todo la supresión del poder estatal.

Recientemente se conoció el caso de una empresa de pequeños supermercados en Colombia que quebró dejando deudas millonarias, entre las múltiple malas prácticas que llevaron a su liquidación, encontramos una en la que sus ejecutivos, recibían sueldos alrededor de 40 millones de pesos mensuales (Algo más de $8000 dólares en el cambio a la fecha que se escribe este artículo), lo que representa casi 40 veces el salario de un trabajador regular como una cajera, un bodeguero o un guarda de seguridad. Como estos podríamos encontrar tal vez cientos o miles de ejemplos, siendo tan absurda inequidad en el pago de salarios, una de las principales causas de por qué hoy en el mundo y principalmente en Colombia, exista una de las brechas sociales más pronunciadas.

La escuela económica austriaca nos enseña sobre la subjetividad del valor, que significa a grandes rasgos, que el valor de las cosas, (más exactamente los productos de comercio) es subjetivo, lo que quiere decir que dicho valor no está ligado necesariamente al “valor agregado”, (al coste de los recursos como materias primas y fuerza de trabajo), o a un bien inherente a este (Como los títulos de renta), sino al valor que cada persona coloca en él. Esto sin duda alguna es parte del espíritu del libre mercado que nos rige en esta posmodernidad, haciendo parte ineludible de lo que significa la libertad individual, de la que a su vez se desprende el libre mercado.

El valor subjetivo ha sido a lo largo de las últimas décadas, uno de los motores, no solo para generar grandes capitales, sino para dar origen a grandes ideas, aunque en la práctica, realmente son pocas aquellas que representen una verdadera eficiencia, ya que esta desmesurada “subjetividad” que como ya se dijo, es una característica esencial en la libertad individual, también nos ha conducido hacia el “libertinaje” del libre mercado. Dicho libertinaje es una de las causas de las dos consecuencias que por años se le ha criticado al capitalismo, que son, por un lado, la acumulación del capital, y por otro el consumismo, que, como bien lo dice su nombre, es la adquisición y producción de bienes, productos o servicios no esenciales, (aunque si quisiéramos ampliar el término, podríamos decir que es la excesiva “subjetivación” del producto en el comercio.) Podemos entonces ver un mercado donde abundan miles de productos, muchos de estos que apenas obedecen a una necesidad subjetiva, y que si bien, son motores de empleo y capital, generalmente se ligan a un híper producción, generadora del alto coste ambiental y donde muchas veces se sacrifica el recurso humano, ya sea mediante la explotación laboral o su contrario, la automatización. A estas consecuencias debemos agregar que muchos de estos productos, pueden resultar dañinos para la mente y el cuerpo del ser humano.

El libertinaje del libre mercado nos ha llevado también a beneficiarnos de las crisis, donde en muchos casos no existe ni existirá una reparación en el medio, es decir, que la utilidad siempre estará por encima de los recursos que la genera, en el caso de la extracción de recursos naturales, (Como por ejemplo la madera de las selvas ocasiona daños irreparables en sus ecosistemas), la destrucción de hábitats para crear plantaciones o pastizales para ganado etc. El caso más dramático de este “coste/beneficio”, es el que ocasiona las guerras en la que el daño involucrará desde la muerte de miles de civiles (y sus devastadoras secuelas que van desde lo psicológico hasta los social), hasta la destrucción de la infraestructura política y económica de las naciones.

Durante las guerras napoleónicas, el banquero alemán Nathan Mayer Rothschild, aprovechando la crisis económica que estaba generando la confrontación entre Napoleón y el imperio británico, se deshizo deliberadamente de sus bonos para generar incertidumbre en los mercados financieros, así logró que muchos financistas vendieran sus títulos de valor que el astuto banquero terminaría comprando por muy bajos precios. Este tipo de especulación en el mercado financiero también fue en gran parte responsable de la gran depresión económica de los años 30 en Estados Unidos. La especulación que hace parte de este libertinaje codicioso, ha sido a través de la historia humana la práctica más recurrente del libre mercado, siendo a grandes rasgos un efecto pernicioso dentro de la acumulación de capital (Contraria a la liberación de capitales). Actualmente esta práctica sigue siendo una de las principales manobras que desalmados plutócratas siguen ejerciendo para obtener réditos o causar deliberadamente crisis en los países. y que las personas se encuentran en el mercado de la especulación financiera, citando para este referente la actual crisis que ha producido la histórica suba del dólar que como todos sabemos, es la moneda estándar de la economía global.

 DIFERENCIA ENTRE REDISTRIBUCIÓN Y LIBERACIÓN DE CAPITAL

La redistribución de la riqueza, que sería administrada primordialmente por el estado busca la transferencia de riqueza hacia los sectores vulnerables de la sociedad, siendo esto el pilar tanto para el socialismo como para la implantación del modelo comunista, se vale de un conjunto de mecanismos sociales para lograr esta redistribución, siendo el más común aquel que se hace por medio de los impuestos, que cada vez a medida que aumenta el gasto público deben seguir siendo aumentados lo cual no resulta beneficioso, por lo menos en teoría, para el crecimiento económico, generando esto un malestar entre las personas más adineradas. La caridad, por ejemplo, considerado como uno de los mecanismos de la redistribución, y que solemos ver especialmente en la filantropía de los grandes empresarios, siempre estará sujeto a la voluntad de muy pocas personas y nunca será suficiente, además de que esta, casi siempre, se hará motivado por intereses particulares, ya sea para obtener ayudas del gobierno o por simple lobbismo.

El politólogo estadunidense Jacob Hacker acuñó el término “predistribución”, que se diferencia de la distribución en que esta no buscaría la simple distribución de la riqueza para paliar la desigualdad, sino que buscaría una bienestar más integral y duradero, y para ello Hacker, a grandes rasgos propone que el estado procure los mecanismos para que la economía marche favorablemente para el bienestar común, obviamente sin afectar la libertad económica.

Como bien hemos visto en los ejemplos citados, se dependería del estado para la redistribución de la riqueza y la disminución de las brechas sociales, so pena de que, una dependencia total del estado no es saludable para ninguna “democracia”, como tampoco se puede depender de la “simple caridad de los grandes capitalistas, para lograr avances en la disminución de la desigualdad, especialmente cuando contamos con muy pocos filántropos, y en muchos casos estas personas consideran por varias razones mantener las brechas sociales para su propio beneficio. La predistribución demandaría el uso de las dos fuerzas centrales del poder (Estado y sector privado), notablemente opuestas pero que con buena voluntad lograría su objetivo, complementado mecanismos para lograr el bienestar común, y uno de estos mecanismos sin duda alguna sería la liberación de capitales, que es el que se propone en este ensayo.

La liberación de capitales tendría como ventaja la No intervención del estado, y obedecería estrictamente a la buena voluntad de salvaguardar el estado de bienestar de todos los ciudadanos. Vemos por ejemplo como durante la pandemia del 2020, muchas grandes empresas y particulares engrosaron sus fortunas con las necesidades que surgieron de la misma, mientras otras empresas y personas fueron arruinadas económicamente lo que generó casi 30 millones de personas pobres solo en Latinoamérica, según CEPAL.

 La tendencia del capital que no deja de tener un efecto acumulativo, completamente nocivo para el estado de bienestar, y donde cada vez más se recurre al apalancamiento inequitativo de las empresas con los recursos estatales, a la par de que las fortunas siguen acumulándose, dejando a un lado los proyectos productivos generadores del potencial laboral estable, no solo evidencia el fracaso de un sistema capitalista que ha provocado el declive del valor monetario, la reducción de la demanda laboral, y por consiguiente, el aumento de la desigualdad social, sino que está llevando a muchas naciones al abismo de una verdadera crisis social que podría escalar conforme pasen los años si no se tomen acciones contundentes para frenarlo.

La liberación de capitales en tiempos de crisis no solo ayudaría a que la economía se mantenga a flote, sino que nos llevaría hacia un nuevo orden social donde primará por encima el bienestar común, el mutualismo social, el cooperativismo, etc. Siendo esto un punto de convergencia para soslayar cualquier tipo de polarización, de división ideológica y cultural, el “divide et impera” al que nos llevó el “laissez faire” en la economía, debería cambiar a “unitum regnabimus”, es decir que unidos todos ganaremos.

¿Pero bajo qué dinámica lograr efectivamente dicha liberación de capitales en épocas de crisis? Aunque no necesariamente tiene que ser durante las mismas, se puede hacer a manera preventiva como cuando la economía comienza a dar síntomas de desaceleración, los grandes empresarios que estén dispuestos y puedan dar más de sus ingresos, o repartir parte de sus bienes y fortunas, deben aumentar temporal o permanentemente los salarios de sus empleados, en el caso de crisis agravadas como el cierre de las economías a causa de la pandemia del año 2020, muchos empresarios de manera responsable mantuvieron los contratos y evitaron despidos, aún incluso sin que sus empleados estuvieran trabajando. Los grandes empresarios también pueden otorgar becas e incentivos para que los trabajadores e incluso personas que no necesariamente pertenezcan a su planta, puedan costearse una carrera en la educación superior, asimismo, pueden ayudar a que estas personas adquieran vivienda propia. Todo esto dependerá de la conciencia y el espíritu altruista que tengan las personas más adineradas para propender una cultura económica, que vaya más allá de la simple filantropía, entiéndase esta como la costumbre del donativo, que resulta contar aunque no bajo las mismas condiciones, con la misma dinámica del desgastado asistencialismo que ofrece el estado como herramienta paliativa, citando el ejemplo del accionar político que hacen muchas naciones especialmente las latinoamericanas, que es la de dar subsidios a los campesinos para sus cultivos, pero no invertir en la construcción de vías terciarias, tan necesarias para que estos puedan trasladar sus cosechas. Es así que la liberación de capitales se traduce en una dinámica de flujo de fortunas, para que la economía se mantenga a flote. El buen viento y la buena marea dependerá de qué tanto están dispuestos los dueños del capital en liberar sus fortunas durante las crisis.

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